Capítulo 13: Toque de queda

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ELEANOR

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ELEANOR

El aire frío y húmedo del pasadizo me envolvía mientras avanzábamos con cautela, sin saber a dónde nos conducía este misterioso camino. Cada paso era una aventura hacia lo desconocido, un viaje cargado de incertidumbre y miedo. La linterna del celular de Esteban era nuestra única guía.

—¿Cuánto tiempo llevamos aquí? Me parece que caminamos horas—pregunto Lizzy en un susurro.

—No más de quince minutos, pero se siente como una eternidad— contestó Bastien mirando el reloj en su muñeca.

De repente, el pasadizo se ensanchó y desembocamos en una habitación oscura. Una tenue luz de luna se filtraba por una pequeña ventana enrejada, revelando un espacio polvoriento y deteriorado.

—¿Dónde estamos? —Mi voz salió temblorosa ese lugar no me gustaba para nada.

—No lo puedo creer... estamos en el sótano de la cabaña— dijo Esteban mientras inspeccionaba el lugar.

Se me puso la piel de gallina. La cabaña en el bosque, el lugar donde aquella vez casi nos matan. El solo hecho de estar allí me llenaba de un terror indescriptible.

—Tenemos que salir de aquí. Este lugar no me da buenas vibras— hablo Bastien con cautela.

Sin perder tiempo, buscamos una salida. Encontramos una escalera que conducía a la planta superior. Subimos con sigilo, tratando de no hacer ruido. Al llegar a la cima, nos encontramos en la cabaña. La luz de la luna entraba por las ventanas, iluminando el polvoriento laboratorio.

—Vamonos de aquí. No quiero quedarme ni un minuto más—masculló Lizzy.

Subimos al primer piso, salimos de la cabaña y nos adentramos en el bosque. La oscuridad nos envolvía, solo rota por la tenue luz de la luna que se filtraba entre las hojas de los árboles. Caminamos con rapidez, ansiosos por regresar al internado y dejar atrás este maldito lugar.

Finalmente, llegamos al internado. Entramos sigilosamente, sin que nadie nos viera. El cansancio y la tensión se reflejaban en nuestros rostros. Habíamos vivido una experiencia que nos marcaría para siempre.

—No puedo creer que hayamos hecho eso. Me siento culpable por Logan —no pude disimular el tono abatido de mi voz.

—No lo hicimos por mal, Eleanor. Lo hicimos para protegernos— Bastien trataba de consolarme sin éxito.

—Yo también me siento culpable, era mi amigo. No sé cómo vivir con esto— dijo Lizzy con lágrimas corriendo por sus mejillas.

—No estamos solos en esto. Estamos juntos y lo superaremos—Esteban nos dio un abrazo reconfortante a las dos que sinceramente necesitábamos.

Agotados por la experiencia, entramos a nuestra habitación y decidimos que Bastien y Esteban podían quedarse a dormir con nosotras. Lizzy y yo dormiríamos en mi cama y los chicos en la cama de Lizzy. Sin embargo, la tensión del día no había terminado.

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