El silencio reinaba entre los tres. Estábamos dentro de nuestra primera cabaña del campamento, compartiendo la cena de esa noche.
-Entonces, Zack. – Comenzó Nathaniel con una leve sonrisa. – Ahora que formas parte de nuestro grupo, ¿vas a ayudarnos? – Le preguntó con una sonrisa, a lo que él afirmó con un gesto mientras terminaba de comer.
-Por algo quiero unirme a ustedes. – Dijo Zack con una sonrisa. – Somos un equipo, los voy a ayudar en la construcción y en el reclutamiento.
-Me alegra saber que ahora tenemos un par de manos extra. – Dije con una sonrisa.
-Eso amerita un brindis. – Dijo Zack mientras bebía de su copa de vino. – Por el nuevo equipo. – Dijo con una gran sonrisa.
-Más adelante debemos presentárselo a William. – Dijo Nathaniel con una sonrisa, por lo que acepté la idea con un gesto de cabeza.
- ¿Y de dónde vienes Zack? – Le pregunté con una sonrisa.
-Vengo de muchos lugares, no suelo quedarme quieto. – Dijo con una sonrisa, cosa que había llamado mi atención.
-Pero, si no te gusta quedarte quieto ¿Por qué te estas uniendo a nosotros? – Le pregunté con curiosidad.
-Como dije anteriormente niña, lo hago con la intención de cumplir un trato con un nuevo amigo. – Volvió a tomar un sorbo de su copa. – Además, mientras no terminemos de reclutar gente tendremos bastante movimiento, e incluso después. No creo que vayamos a ser un ejército estancado, ¿o sí?
-No. – Le dije con determinación, mientras le quitaba la copa de su mano y me tomaba un gran sorbo.
- ¡Juliette! – Exclamó Nathaniel sorprendido ante mi actuar. – Eres apenas una niña, no deberías beber.
-Ya calla, es hora de dormir. – Le dije con una sonrisa mientras me dirigía a una de las habitaciones que habíamos construido con Nathaniel.
Aquella noche no quise esperar a nadie, estaba ansiosa por volver a ver Abdiel aquella noche.
-Hey, princesa. – Sonreí al verlo nuevamente frente a mí. - ¿Cómo ha estado él día? Veo que tiene recluta nuevo.
-Si, la verdad es que me venció con la espada. Es un oponente digno. – Le dije con una leve sonrisa.
-Princesa, siempre habrá personas con habilidades mejores que las nuestras. Es algo que usted debe aprender. – Me dijo mientras me servía la taza de té, tal como ya era de costumbre.
-En eso tienes razón. – Dije con una gran sonrisa. – Pero ahora que contamos con su apoyo, todo será mucho más fácil. – Dije con entusiasmo. – Incluso la construcción de nuestro campamento será más rápida. Podremos reclutar dentro de poco. – Mi entusiasmo era mucho, de verdad quería concretar todo lo que tenía en mi mente.
-Princesa. – Dijo acercándose a mí, tal y como lo había hecho la noche anterior.
Nuestras miradas chocaron, por lo que se me hacía imposible calmar mi ritmo cardiaco, aunque se me hacía muy raro no tener un pulso. ¿Será prudente preguntarle a Abdiel sobre esto?
- ¿Abdiel? – Susurré su nombre con delicadeza, por lo que él, con una sonrisa tomó un sorbo de su té, dándome a entender que podía proseguir. – Se que es incómodo preguntarte esto ahora, pero ¿es normal no sentir mi pulso aquí, pero si sentir que mi corazón está latiendo?
Abdiel se quedó en silencio, aparentemente confundido con lo que yo le estaba diciendo. Supongo que si lo agarré por sorpresa.
-Princesa, jaja. – Soltó una leve carcajada de confusión. – Si es normal, solo mírese.
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El ciclo
FantastikEn las sombras de los reinos celestiales yace una historia silenciada, una narrativa que desafía los límites del cielo y del infierno. En este relato, los destinos se entrelazan en un tejido de oscuridad y luz, donde la hija de Lucifer emerge como p...