Capítulo XX: Celos

603 56 31
                                    

—¡Wow, Janet! ¡Tu voz es realmente increíble! Es tan hermosa, me recuerda al canto de un ruiseñor —elogiaba Fang luego de la práctica, como lo venía haciendo desde el primer día que asistía a los ensayos.

     —Gracias, Fang, tus palabras significan mucho —le respondía Janet cálidamente con una sonrisa que el peli-azul le devolvía con un adorable sonrojo en las mejillas.

     Melodie solo podía limitarse a mirar estas interacciones con desagrado y mirar a Fang desdeñosamente. Realmente detestaba la palabrería barata que le soltaba solo por halagarla en cada momento.

     Por un momento pensó en elogiar también a Janet, pero descartó esta idea al instante. No se rebajaría a halagarla banalmente para estar al nivel de Fang. Además, ella sabía perfectamente que realmente no tenía sentido, porque Janet ya era consciente de lo prodigiosa que era su voz... O al menos eso era lo que se decía a sí misma, porque en el fondo, tenía un poco de inseguridad de expresarle su admiración.

     Todo se hubiera quedado en miradas de disgusto de no ser porque comenzó a notar que Fang establecía cercanía física con Janet poco a poco, y en un parpadeo, el chico a veces pasaba su brazo y envolvía sus hombros, o simplemente se acercaba demasiado a ella.

     Y por supuesto que Melodie fruncía el ceño cuando esto pasaba y no lo iba a tolerar por mucho tiempo.

     En una ocasión, Fang y Janet estaban conversando antes del ensayo:

     —¿Entonces el bajo es el de cuatro cuerdas y la guitarra la de seis? —indagó el muchacho con curiosidad.

     —Sí, aunque puede haber bajos de cinco o seis cuerdas; pero son menos comunes. También hay guitarras de siete, ocho, ¡y a veces hasta doce cuerdas! —comentaba la peli-azul, entusiasmada de hablar de un tema que le apasionaba como los instrumentos.

     —Oh, ya... Eso es muy interesante —respondió mientras ponía una mano en su hombro y la atraía hacia él. Janet se sintió algo incómoda, pero solo rió nerviosamente. No sabía cómo alejarse un poco sin ser descortés. Fang era tan amable con ella, después de todo...

     En cuanto a Melodie, ella miraba esto mientras acomodaba su micrófono.

     Sentía cómo le bullía la sangre cuando el descarado se atrevía a acercársele. Sus celos comenzaron a ser más evidentes e innegables para ella misma. Sentía su pecho oprimirse, como si le faltara un poco el aire, y se le subía la sangre a la cara. No quería que Fang ni nadie estuviera cerca de Janet.

     Le daba tanta rabia verlos juntos. Cada vez que el peli-azul se le acercaba, sentía que quería golpearlo en la cara.

     Aunque, afortunadamente, no tuvo que recurrir a eso, porque en el momento se le ocurrió algo para alejar a Janet de él.

     Melodie carraspeó en voz baja. Antes de alzar la voz.

     —¡Janet! Disculpa, ¿podrías venir un momento? Creo que mi micrófono no está funcionando bien... —pidió en un tono un tanto alegre y dulce. La aludida giró la cabeza de inmediato al oír su nombre y, al escuchar que necesitaba ayuda, no lo dudó ni un segundo. Se sentía extraña de dirigirse a Melodie, pero no por eso le iba a negar su ayuda.

     —Discúlpame un momento, Fang —se excusó, aunque en el fondo aliviada de separarse, y se dirigió a ayudar a Melodie con su problema. Sin embargo, al revisar el micrófono, se dio cuenta de que no tenía ningún problema—. Parece estar funcionando perfectamente... —mencionó para ella misma algo incrédula.

     —Oh, perdona entonces, supongo que fue un error mío —respondió la peli-rosa despreocupadamente.

     Janet la miró un momento a los ojos y notó algo extraño en su tono. Estaba un poco confundida, pero de todas formas le sonrió.

     —Está bien, Melodie, no te preocupes —respondió cálidamente y después retomó su conversación con Fang, aunque el chico ya no se atrevió a tocarla. Sentía que Melodie le había arruinado el momento y volteó a verla por encima del hombro con los ojos entrecerrados.

     Aquella simple mirada de desdén fue suficiente para confirmar lo obvio: a Fang le gustaba Janet y le molestaba que Melodie estuviera interfiriendo.

     Y Melodie no podía estar más que contenta de que se sintiera amenazado por ella. Ciertamente iba a hacer todo lo posible para mantenerlo a raya, y ese había sido su pequeño primer triunfo.

     Desde ese instante ambos se declararon la guerra por Janet, y Melodie no se iba a rendir sin pelear.

     De esa manera, comenzó a interrumpirlos siempre que veía a Fang demasiado cerca. Cuando notaba que mientras hablaban comenzaba a establecer cercanía fisica, llamaba a Janet, bajo alguna excusa que se le ocurriera en el momento, generalmente diciendo que tenía problemas con su equipo, o si era después de los ensayos, simplemente le decía un “no es nada” o “olvidé lo que quería decirte”.

     Janet veía sumamente extraños estos comportamientos, pero seguía acudiendo porque era una excusa para separarse físicamente de Fang y en el fondo le agradecía a Melodie por eso.

     No obstante, la oji-rosa también se atrevió a dar un paso más. Le molestaba que Fang se sintiera con el derecho de acercársele. Ella también quería estar cerca de Janet, así que también comenzó a establecer cercanía con física con ella, rozando levemente sus manos y hombros de vez en cuando, haciéndolo ver como algo accidental.

     Janet se sentía algo extraña con este contacto. Aunque pensaba que eran roces accidentales, no podía evitar sentirse rara. Ella y Melodie no se hablaban demasiado si no era para algo del featuring, porque la coreana era realmente reservada y Janet no sabía cómo dirigirse a ella después de... Todo.

     Todavía seguía sintiendo mariposas en el estómago cada vez que Melodie la miraba, cuando le hablaba, y más cuando sus dedos se encontraban sin querer... Pero Janet trataba de reprimir lo que sentía, recordando que Melodie no sentía lo mismo. Solo quería que todo se pasara rápido.

     Para Melodie, todo parecía funcionar e ir bastante bien. Al principio todavía estaba confundida sobre sus sentimientos hacia Janet, pero... No pudo engañarse a ella misma durante más tiempo.

     El pequeño sentimiento de posesividad y celos hacia ella la hicieron dejar de intentar tapar el sol con un dedo. Janet no era un simple capricho, no fue una aventura ni algo pasajero. La chica se había clavado muy profundo en ella, en su pecho. No solo odiaba la idea de que Fang o alguien más se le acercara, sino que solo quería ser ella quien se acercara a Janet.

     Le gustaba, la quería. Su presencia, su voz, su sonrisa, todo en ella la atraía de una manera que no había experimentado antes. No podía permitir que alguien más se interpusiera en el camino, porque ahora estaba decidIda a luchar por su corazón.

The Melody Of My Heart (Janet×Melodie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora