Capítulo XXII: Confrontación

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Acordaron que las clases de guitarra serían temprano, antes de las sesiones de grabación. Janet estaba insegura y hubiera preferido después de las sesiones, pero Fang insistió que sería mejor por la mañana.

     Usaban alguna sala desocupada y, al igual que alguna vez lo hizo con Melodie, Janet guiaba con sus manos a Fang a traves de las cuerdas, solo que Fang aprendía a un ritmo más lento y a veces tenía que explicarle un par de veces. Fue un poco más complicado porque el muchacho no sabía nada de teoría musical, pero no fue un impedimento y buscaba formas de explicarle con paciencia.

     Aunque a veces se distraía, era divertido enseñarle a Fang. Como buenos amigos, a veces bromeaban y charlaban, lo común. Aunque al principio no estaba segura, Janet acabó sintiéndose cómoda.

     Pero había algo que no podía negar, y era que no sentía lo mismo que había sentido con Melodie, claramente. Al tocar a Fang no sentía nada en realidad. A veces sentía al chico agitarse un poco, pero no era lo mismo que con Melodie. Con Fang se centraba puramente en enseñarle, sin fijarse en otra cosa. Con Melodie se fijaba en cada sobresalto, cada temblor, cada estremecimiento, y le encantaban. Tampoco sentía que el ritmo de su corazón se acelerara ni sentía cálidas sus mejillas.

     Y aquello solo le venía a reafirmar que, en verdad, Melodie era muy especial para ella.

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     No se sacaba de la cabeza cómo Fang se había ido con ella. Probablemente la invitó a algún lado. Le atormentaba pensar que Janet pudo haberle aceptado una cita.

     Trató de no pensar demasiado en ello, pero en la segunda sesión de grabación, antes de entrar a la sala, escuchó a los amigos de Janet cuchichear.

     —¿De verdad? ¡Fang es increíble! —escuchó que decía uno de sus amigos, el de voz más aguda. Melodie se puso a escuchar a escondidas, intrigada.

     —Sí, fueron a un café. ¡Mira que pedirle una cita! ¡Nuestro amigo Fang ya va directo al grano! —contestó el otro, el que era más escandaloso.

     —Creo que se ven bien juntos. No lo sé, ¡harían linda pareja! —admitió de nuevo el de voz más aguda.

     Melodie ya había escuchado suficiente. Sin importar interrumpirlos, entró. Nadie se molestó en saludarla ni ella tampoco.

     Los chicos se dieron cuenta de que la chica, además, no estaba del mejor humor.

     Pasaron un par de días más, y Melodie, más que olvidarse, seguía pensando en esa supuesta cita que tuvo Janet con Fang.

     Alrededor de la tercera o cuarta sesión había ido particularmente más temprano ese día para tener un poco más de tiempo a solas, practicar un poco de guitarra. De esa manera se despejaba un poco, aunque, incluso tocar la guitarra le recordaba a veces a ella.

     Caminando por los pasillos del edificio, buscó alguna sala vacía. Por azar, entró en una que no estaba asegurada por dentro.

     Todavía con la mano pegada al picaporte de la puerta, Melodie se quedó perpleja un momento observando la escena frente a ella. Janet estaba abrazando a Fang por detrás mientras este estaba sentado en un banco. Estaba enseñándole a tocar la guitarra.

     Pero... Lo estaba abrazando, y estaba tan cerca de él. Una ola de celos la sobrevino, pero ahora además de celosa se sentía de cierta forma traicionada. La guitarra era lo que la hacía sentirse cercana y especial con Janet, y ahora hasta eso tenía que compartir con el idiota de Fang.

The Melody Of My Heart (Janet×Melodie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora