Capítulo III: Bienvenida

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Antes de la llegada de Melodie, se realizaron los últimos ajustes. Los chicos fueron movidos a otro estudio de la disquera temporalmente y el estudio principal fue preparado para la llegada de la estrella. Ciertamente, los agentes de los Good Randoms querían darle una buena impresión a los de Melodie y a sus inversores.

     Pasada la semana, el señor Wright fue informado sobre la llegada de Melodie a la ciudad, y este se lo comentó a Janet. Iría al estudio al día siguiente y la joven no podía disimular su emoción. En esa semana había tenido mucho tiempo para ver varios de sus videos musicales e imaginar cómo sería Melodie. Aunque en aquellos mostraba una actitud de “chica ruda”, se imaginaba que en persona sería dulce y agradable. Aquel contraste la hacía entusiasmarse y pensar que sería así.

     Y, en efecto, a la mañana del día siguiente una limusina rosa neón se estacionó afuera del estudio. De ella salió Melodie, con aire soberbio luciendo unas gafas de sol. Llevaba su mejor outfit: un top negro con abundante peluche en los hombros, un gran moño magenta que adornaba sus cabellos, una falda dorada corta y pulseras de púas de idéntico color, medias negras, botas rosas, guantes largos color mora y, finalmente, una gargantilla negra con un adorable dije de corazón rosa. Aquel estilo tan particular, mezcla de la moda rockstar y pop con toques de estilo gótico, ya se había convertido en la marca personal de la cantante y comenzaba a hacerse tendencia.

     También comenzaban a arrivar varios autos de colores negros o grises en los cuales llegaban los productores y agentes. La cantante fue invitada cordialmente a entrar al estudio, y una vez dentro, se hicieron las debidas presentaciones. El señor Park presentó a su estrella ante la vocalista de los Good Randoms.

     —Buenas tardes, señorita Parker —comenzó, dirigiéndose amablemente a Janet—. Es un honor para mí presentarle a su nueva compañera y colaboradora: la señorita Melodie.

     Y mientras él hablaba, Melodie se quitó las gafas de sol, revelando un delineado perfecto y unos hermosos ojos rosas. Aunque inmensamente nerviosa en el fondo, Janet extendió su mano y le dio a Melodie su mejor sonrisa. No se le notaba de primeras que estaba inquieta.

     —¡Un placer conocerte, Melodie! Mi nombre es Janet Parker, vocalista de los Good Randoms. Será un honor poder trabajar contigo —expresó amablemente. La mencionada tomó su mano y se dieron un suave apretón.

     —Igualmente, querida —respondió la peli-rosa devolviéndole la sonrisa.

     —Bienvenida a Los Ángeles y a nuestro estudio. Espero que tu estadía aquí te resulte agradable.

     —Muchas gracias —contestó suavemente. Su tono de voz era un tanto agudo, pero muy dulce.

     Al terminar las tediosas formalidades, disimuladamente Melodie se limpió la mano en la falda e hizo una mueca de asco. La mano de Janet estaba un poco sudorosa (y aunque no lo hubiera estado, se la hubiese limpiado igual).

     Sin más dilación, pasaron a la sala de reuniones del estudio, que por su tamaño parecía más bien un auditorio. Aquello era más bien una reunión para acabar de aclarar los últimos detalles, y competía más a los inversionistas y productores.

     Ambas artistas se quedaron entonces solas de pie frente a las puertas de la sala, libres para comenzar a trabajar. Janet se sintió sumamente entusiasmada. Melodie era exactamente como se la había imaginado: amable y agradable.

     Entonces, queriendo romper el hielo, se dirigió a ella; incapaz de contener su emoción. Tomó sus manos y la miró con un brillo enérgico en los ojos.

     —¡Wow! ¡Melodie! Realmente viniste... ¡No puedo esperar para comenzar a escribir esa canción contigo! He estado muy ansiosa por conocerte y, en serio, ¡no sabes lo mucho que me emociona!

     No obstante, lejos de la reacción que esperaba, Melodie primero se sintió desconcertada por su repentina emoción. Luego, giró los ojos haciendo una mueca de desagrado y murmuró algo en coreano que Janet no entendió.

     —Escucha, princesita —indicó mientras apartaba sus manos con brusquedad. Su tono ahora era uno completamente distinto al de hace tan solo unos minutos—, no estoy haciendo esto por gusto. Tus productores son los que les ruegan a los míos por esta colaboración, así que no te creas que somos iguales. Ustedes... Solo son los segundones —expuso mirándola altiva—. Siéntanse afortunados: la gran Melodie vino a salvarlos de no hundirse más, así que, de nada. Trata de no estorbarme mucho, ¿sí? —pidió con una sonrisa burlona para luego pasarle por el lado e irse caminando de forma presuntuosa.

     Janet estaba atónita. Tan impactada que no dijo ni una sola palabra. Su cerebro apenas estaba procesando todo. ¿Había dicho algo mal? ¿Había sido muy intensa o precipitada? No; se dio cuenta fácilmente que ella no era la del problema. Nada justificaba esa actitud tan grosera.

     Pero aun así le resultaba difícil de creer. Había sido tan educada antes... ¿Lo había fingido para quedar bien frente a los otros? Después de su comportamiento de hace unos segundos, era claro que la respuesta era “sí”. Simplemente, ocuRría que nunca nadie había tratado a Janet de esa forma, y por ello su reacción de quedarse pasmada.

     Después de salir de aquel estupor, fue a una sala de control vacía. Ahí se sentó en uno de los sillones a pensar qué diablos debía de hacer ahora. La respuesta no tardó en llegar a ella. Melodie había sido grosera con ella y había dejado en evidencia con tan pocas palabras ser una persona altanera, desconsiderada y ególatra.

     Recordó entonces el “no le gusta tratar con las personas”, y cayó en cuenta de que no se referían a que fuera tímida, sino que era una persona áspera y poco interesada en tratar a los demás con respeto.

     Decidida, Janet se levantó abruptamente y, una vez acabada la reunión, se dirigió a la oficina de su manager. Estaba decidida a no dejar las cosas así: no se iba a dejar pisotear por una chica tan arrogante.

The Melody Of My Heart (Janet×Melodie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora