Capítulo I: La colaboración

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Aunque la ventana estaba abierta, la oficina estaba impregnada de olor a tabaco. El hombre sentado en una cómoda silla se encontraba revisando los papeles desperdigados por el escritorio, escudriñando entre cada uno, hasta que finalmente pareció encontrar lo que buscaba. Dio una calada a su puro habano y después hizo una llamada. En cuestión de minutos, llegó la persona a la que quería ver.

     La muchacha abrió la puerta, entrando a la oficina con aire gracioso y después de cerrar tras de sí dio un suave brinco a la silla para sentarse, cruzando las piernas.

     —¡Jin! Ya estoy aquí. ¿Para qué me querías? Espero que sea importante porque ya estaba a punto de irme —expresó la muchacha con un tono alegre y dulce, por supuesto, fingido. El hombre al otro lado del escritorio, de cabello negro corto y mirada un tanto apagada, miró a la chica a los ojos y hubo unos segundos de silencio antes de que respondiera.

     —Es importante, te lo aseguro. Te cité de urgencia porque necesitaba comentarte algo —aseveró para luego hacer una pausa y dar otra calada. Vacío lentamente sus pulmones y luego prosiguió—. Supongo que estarás enterada de este grupo llamado Good Randoms. Fueron bastante populares y todavía lo son, podría decirse. Los productores y la disquera dicen que sería una buena idea hacer una colaboración con ellos para una canción. Lo autoricé con los agentes, así que dentro de una semana vamos a ir a su estudio —informó en un tono serio y de manera formal—. Solo nos hace falta tu permiso, así que firma aquí —pidió mientras le deslizaba el contrato.

     La chica, aún sonriendo se quedó inmóvil un par de segundos. Luego soltó un suspiro.

     —Oh, Jin, Jin; siempre tomando decisiones sin consultarme —dijo de manera calmada, todavía con la sonrisa en el rostro—. ¿Se puede saber por qué diablos? —inquirió, tomando de repente un tono más irritado.

     Su manager se quedó mirándola impasible. Al acabársele el puro, presionó lo poco que le quedaba contra el cenicero de cristal que tenía al lado hasta sofocarlo.

     —Todo es con un fin, Melodie —respondió y se inclinó hacia delante, pegando sus codos a la mesa y entrelazando los dedos frente a su rostro—. Quizás no lo veas ahora, pero en realidad se trata de una buena oportunidad comercial. Colaborar con los segundos mejores artistas del medio, después de ti, nos resultaría beneficioso a ambas partes. ¿Qué es lo que quiere la gente sino ver a sus artistas favoritos juntos? Y, además, te aseguro que eso no hará que los Good Randoms te quiten el primer puesto. Actualmente eres la artista en boga, y esta nueva colaboración solo aumentará tu popularidad... Y ventas, obviamente —expuso sonriendo ligeramente—. Así que, como te digo, solo necesitamos que firmes aqui —instó acercándole más la hoja y con la otra mano un bolígrafo. La muchacha tomó la hoja y se puso de pie, pero sin siquiera detenerse a leerla, la partió en dos, y lo único que se escuchó en ese breve momento de silencio fue el rasgado de la hoja.

    —Pues que sepas que no te voy a firmar una mierda -—declaró dejando caer las dos mitades al suelo y luego llevándose las manos a la cintura. Su sonrisa había desaparecido y ahora no mostraba mas que inexpresividad.

     El manager simplemente la miró sin mostrar perturbación, y luego soltó un suspiro.

     —Ya sabía que harías eso —admitió mientras de su cajón sacaba otro papel—. Previniéndolo, lo que te di fue una copia. Este es el original —explicó. La chica frunció un poco el ceño y desvío la mirada con frustración.

     —Escucha, Melodie. Sé que prefieres trabajar sola, pero mantenerte como la número uno requiere ciertos sacrificios, ¿no crees? —argumentó el hombre mirándola son severidad— Además, no quería recordártelo... Pero tampoco tienes mucho control sobre esta situación. Yo solo estoy informándotelo de manera amable, porque no importa lo que decidas en este momento, al final vas a acabar firmando —le advirtió con una mirada sombría. No hacían falta más palabras para saber exactamente a lo que se refería y hacer que, en el fondo, Melodie sintiera miedo. La joven se quedó callada de brazos cruzados.

     —De acuerdo. Dame la estúpida hoja —exigió todavía sin mirarlo. El manager le tendió la hoja y Melodie, rápida y desdeñosamente, firmó el contrato en el que otorgaba su permiso y afirmaba estar dispuesta a llevar a cabo la colaboración hasta el final. Luego se levantó y volvió a cruzar los brazos—. Si es lo que la industria quiere, no tengo muchas opciones. Solo espero que estén a mi altura y que no me vayan a estorbar —enunció mientras se dirigía a la puerta.

     —Recuerda que es dentro de una sem- —pero el hombre se calló al ver que Melodie se iba sin hacerle caso, cerrando su puerta sin cuidado y causando que retumbara un poco.

     El manager simplemente se frotó la sien. La mocosa lo tenía harto, pero era lo que tenía que soportar para no perder su mina de oro. En su carrera como manager, había tenido muchos artistas difíciles, pero ninguno tan insoportable y testarudo como lo era Melodie. De todas formas, valía la pena, y sería representante de Melodie hasta exprimir la última gota de talento de la chica. En eso, sonó el interfono de su escritorio.

     —Señor Park, el señor Griff vino a dejar un mensaje, me comunica que-

     —Sí, sí; ya sé. Dile que ya firmó —respondió irritado. La secretaria guardó silencio y cuando terminó volvió a hablar.

     —De acuerdo, señor —contestó en un tono formal y cortó la comunicación.

     Luego de eso, el señor Park volvió a prender un puro para relajarse. Aunque ante ella siempre se mostraba imperturbado y serio, era increíble el nivel de estrés que tratar con Melodie le generaba. Se reclinó en su silla y vio hacia su ventana. Desde ahí daba una vista preciosa de la ciudad, y desde el centro se alzaba la Lotte World Tower de manera imponente. Comenzaba a atardecer, y desde ya se notaban algunos puntitos luminosos en toda la ciudad, que no tardarían en ser más para iluminar Seúl cuando anocheciera.

The Melody Of My Heart (Janet×Melodie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora