Capítulo X: La calma después de la tormenta

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Aquellos días fueron, sin duda, una experiencia completamente diferente a lo que venía soportando Janet con Melodie. De la noche a la mañana, la coreana había cambiado su actitud.

     En un principio, Janet solo se sentía extrañada, pero poco a poco comenzó a disfrutar de su paz, y después de que Melodie parecía sufrir un tormento silencioso (puesto que aquel fenómeno de distraerse viéndola cantar y quedarse hipnotizada era frecuente), la peli-azul comenzó a intrigarse más y más.

     Para Janet, era curioso ver ese nuevo lado suyo, tan diferente a la presuntosa diva que conocía. Tanto fue así que, poco a poco, la oji-azul comenzó a disipar el temor que tenía.

     En cada ensayo, Janet comenzó a descubrir más y más lo que ocurría. Melodie se perdía en su mirada de alguna forma, y Janet veía ese brillo tan peculiar en sus ojos... Esa expresión hipnotizada, como si su canto le llegara a un lugar muy profundo de su alma. Sabía que ese era el verdadero poder de la música, pero era increíble el poder que su canto parecía tener en Melodie. Aquello la intrigaba bastante, ¿realmente había dejado de ser cruel y ahora era así solo porque le gustaba su canto?

     Janet no era rencorosa, y con simplemente ver esta nueva actitud tan particular de Melodie, la curiosidad de ver más de esta nueva faceta la hicieron inconscientemente bajar la guardia y brindarle una segunda oportunidad. Quería descubrir más.

     Para sorpresa de Janet, Melodie comenzó a cambiar incluso más. Con el pasar de los ensayos, no solo dejó de comportarse de manera extremadamente prepotente y condescendiente con ella, sino que, además, notó que la llamaba por su nombre (de vez en cuando, porque en realidad, Melodie solía llamarla más por su apellido). Antes, o no lo recordaba o le decía “Janis” a propósito para hostigarla, pero ahora sí que se acordaba o había decidido comenzar a llamarla correctamente. Eso demostraba, de alguna u otra forma, que la respetaba más que antes.

     La peli-azul decidió confrontarla, de una forma sarcástica como Melodie lo hacía, sobre que ahora la llamaba Janet. No le gustaba desafiar a las personas, pero... era Melodie, y además, sabía que todos tenían que salir de su zona de confort a veces y enfrentar las cosas.

     —Oh, veo que ahora te has dado cuenta de cómo se pronuncia mi nombre correctamente, ¿o es que ya no encuentras divertido molestarme con eso? —interrogó con sonrisa y tono irónico, inclinando ligeramente la cabeza, observándola con atención, pero manteniendo cierta distancia.

      Melodie reaccionó de inmediato, volteando a verla para confrontarla. Escucharla decirlo en ese tono y ver la sonrisa en su rostro solo la irritó más.

     —No te sientas tan importante solo por eso —exclamó, enrojecida de vergüenza y molestia a la vez. No obstante, luego de que terminó de expresar su molestia, el rubí de sus ojos y los zafiros de Janet se encontraron por un instante, y de inmediado desvió la mirada con el ceño ligeramente fruncido—. Yo... S-se me quedó finalmente. Es todo —explicó en tono bajo, casi un murmullo.

     Janet, aunque comenzaba a inferir ciertas cosas obvias (el encanto e influencia que tenía con su voz en Melodie), no entendía del todo por qué esta rehuía de su mirada.

     En cuanto a Melodie, simplemente lo hacía casi de forma involuntaria. Ver a Janet le provocaba algo extraño, y prefería no sentirse así.

     De alguna forma verla así de tímida cuando antes era tan imponente, le hacían ver a la oji-azul que, en realidad, su forma verdadera de ser era algo... Curiosa y tierna. Decidió no presionarla más por el momento: ya mucho tuvo con esa pregunta la pobre. Aunque, Janet presentía que iban a venir días muy divertidos, no exactamente molestándola, pero sí enfrentándola un poco. Quizás, Melodie solo necesitaba salir de su cascarón.

The Melody Of My Heart (Janet×Melodie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora