Dolor.

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Siento que algo dentro de mi me pesa más que ayer, no sé si serán tus besos con sabor a miel o tu mirar que envuelve mi alma.

Oh, no..
No es eso, me pesa ser tú "no me nace", tú "mañana digo", "vamos viendo".

El amor siempre lo digo, y siempre lo dire, no fue hecho para una poeta.

Ser poeta conlleva siempre sentir más que tú otra mitad, para un poeta el dolor no es físico por más que te cortes, sigue siendo mental.

Nací siendo poeta, viviendo con la desgracia de serlo, pues mis dedos no son míos son de ella, musa inalcanzable, la necesidad de escribir 99 veces lo mismo para ver si a la 100, hago algo con ello, la falta de inspiración y el dolor en el pecho por reflejarte en lo que escribes, es algo que solo el poeta o el buen conocedor del alma sabe.

Siento que ya eh estudiado medicina, pues camine cada parte de mi cuerpo pasando por la tráquea, pulmones, boca estomacal, estómago y allí vi la comida que te negaste a comer, al seguir bajando y llegar a tus intestinos, los vi vacíos "¿por que no has comido?" Me pregunté.

Sin darle importancia a la pregunta, decidí bajar más, mala decisión la mía, pues en tus muslos vi un sin número de heridas causadas por el dolor del alma que te hacía pensar que tu cuerpo tiene la culpa de lo que la mente opina, me deslice por cada cicatriz, y juro que cada vez que lo hacía sentía tú desesperación.

Desesperación por que te entendieran, desesperación por que te escucharan, desesperación por ser atendida.

Al bajar más note tus rodillas enrojecidas, "¿cuantas veces te has arrodillado por que se te debilitan las piernas?" Me pregunté, pero otra vez ignoré mi voz y fui suavizando mis rodillas, dándole suaves alientos de que "todo estará bien" viendo ya la luz que habitaba al llegar a los pies.

No pude seguir bajando, pues me dolía verme así, verte en 3ra persona, verte derrotada, sin aliento, ni rastro de fuerza alguna, era lo que me daba la valentía de escribir, y aquí va un dato: mi musa es mi cuerpo destrozado, mi alma en carne viva, y mis ojos ensangrentados, no me gustan los finales felices pues siempre en ellos hay falsedad, no me gustan los finales felices pues en ellos encuentro frialdad, los finales felices no son felices, pues el Villano encuentra su final.

Diario de Penélope. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora