6. Nuestra

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Si había algo rondando en su cabeza esa semana, no podía ser otra cosa que esa carta con aroma a caramelo.

Esa carta, las letras escritas de forma temblorosa, la firma que daba cuenta de lo lenta que la había hecho porque se veían las líneas más gruesas... y esas dos palabritas que de recordarlas su estado de ánimo cambiaba:

"Nuestra hija."

"Nuestra."

Nuestra cachorra.

Cahide negó con la cabeza, apartando la carta amarillenta de su nariz y asegurándose de que nadie la hubiera visto en esa situación. Era lindo maternar a Zeynep, pero lo era aún más saber que la Sra. Gönül la consideraba también madre de la niña.

Por mucho tiempo, Cahide había pensado que quizás, la Sra. Gönül, se sentía desplazada. Hasta pensó que sus cartas podían estar siendo recibidas como una forma de refregarle la vida que no podía darse por estar privada de la libertad. Ese pensamiento la avasallaba en cada carta que escribía, en cada foto tomada, en la forma en que antes de guardar la foto se la daba a la pequeña Zeynep para que la cogiera con sus manitos y la apreciara.

"—Es para tu madre", le decía, y la niña se aseguraba de abrazar la foto con fuerza para dejar su aroma en ella, como sabiendo que eso era lo que su madre más necesitaba.

Por otro lado, era innegable que se sentía algo preocupada. Cahide no podía creer que algunas reclusas hubieran atacado a la Sra. Gönül. Se había encargado de mantenerla en una de las celdas más tranquilas, pero no menos poderosas. Belkis, tanto dentro como fuera de prisión, siempre había tenido una influencia importante entre las bandas y las mujeres con antecedentes penales. Todas conocían el poder de sus negocios, ninguna se atrevía a enfrentarla directamente porque sabían cuáles serían las consecuencias. Por eso, Cahide sabía que necesitaría su protección para Gönül. Pero, ¿por qué estaban tomando coraje para hacerle daño a una protegida de Belkis? ¿Qué estaba cambiando allí dentro?

El teléfono de la oficina sonó, haciendo que guardara la carta en el bolsillo de su saco.

—Diga.

—Sra. Güneş — pronunció la voz del director del colegio de las niñas y Cahide sintió que su timbre le arruinaría el resto del día.

—¿Qué?— respondió, con frustración anticipada.

—La niña esa que adoptó... se ha escapado de nuestra institución.

Cahide cortó la llamada, sin detenerse en responderle a ese hombre, tomó su cartera y salió de la oficina apresuradamente.💌

Addictive habit-[Gönul ve Cahide]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora