2. Contacto

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Es bueno mantenerse ocupada. Productiva. Al menos, ella pensaba eso. Debía solamente pensar en eso. En nada más. En nada.

El tiempo pasaba más rápido cuando se ponía tareas por delante y nadie, ninguna allí adentro, demostraba estar molesta con verla ir y venir por la celda hecha un trompo.

Podía no llevarse bien con algunas mujeres, pero hasta esas sentían cierta alegría al despertar y percibir el aroma del desayuno que les esperaba en la mesa. Se vivía humildemente bien en esa celda y eso se lo agradecían tanto a los hombres de confianza de Belkis, que manejaban su dinero en el exterior abasteciéndolas con todo lo necesario, como a las manos mágicas de Gönül al cocinar.

—No se lo diré— decidió Gülsüm, mandándose un bocado de pan recién horneado.

—Gülsüm, óyeme...

La mujer dio media vuelta, sentándose cómodamente para beber su té, e ignorarla. Se conocían hace mucho, Belkis jamás la intimidó. Pero ella no soportaba ver a Gönül así, de un lado a otro, limpiando el lugar, ordenando las camas, atendiendo a las demás, encariñándose con las hijas de las otras mujeres... En cambio Gülsüm estaba muy cómoda con la situación.

Belkis se dirigió a la cocina común y se acercó a Gönül, carraspeando. La ojiverde la miró por encima del hombro con una media sonrisa.

—Belkis, ¿cómo estás? ¿Necesitas algo? ¿Preparo más té?

—Para —pidió Belkis, apartándola de la cocina y haciendo una seña a otra mujer para que la reemplazara—. ¿Cuánto tiempo piensas vivir así?

Los ojos de Gönül se abrieron atónitos, pretendiendo no entender a qué se refería la mujer con esa pregunta.

—No podrás mantener este ritmo por veinticinco años y tampoco serás capaz de ignorar esa carta que te han enviado.

Esa carta. De solo pensar lo que podía decir en ella, su interior temblaba, sus piernas se aflojaban y sus palmas sudaban.

Gönül apartó su cuerpo y su mirada de Belkis, pero esta volvió a tomarla con mayor firmeza, robándole un quejido de dolor.

—Me... me lastimas.

—No —sonrió Belkis—, eres tú quien lo hace. ¿A qué le temes, Gönül? Porque ya no tienes nada que perder. Literalmente nada.

La mujer de ojos verdes seguía sin mirarla, regalándole la vista de su perfil dubitativo, de sus mechones castaños escapando del pañuelo que se había colocado para cocinar y de su cuello perlado.

—Tengo miedo de que la Sra. Güneş ya no quiera a mi hija... tengo miedo a que ella me odie. Me da miedo que en esa carta ella... se arrepienta de haberla adoptado— se animó a decir, viéndola a los ojos.

Belkis inhaló profundo y palpó el bolsillo de su pantalón, sacando la carta en su sobre y posicionándola muy cerca del rostro de Gönül.

—Tu abogada, esa Sra. Güneş de la que hablas, la mujer que en la última audiencia dijo que se haría cargo de tu hija, te ha escrito esto y te lo ha hecho llegar hace ya dos semanas. ¿Qué piensas hacer, Gönül? ¿Dejar que junte polvo? ¿No te da ni un poco de curiosidad saber qué dice?

Los labios de Gönül temblaron en sintonía con su corazón y sus ojos verdes se pasearon del sobre al rostro serio de Belkis, que sentía perder la paciencia ante su silencio.

—Quiero que sepas una cosa, Gönül. Mi amistad y mi apoyo dentro de este lugar tienen un límite. No apoyo mujeres débiles. Así que —golpeó la frente ajena con el papel—, no me hagas cambiar mi opinión acerca de ti.

Gönül limpió sus manos en el delantal y tomó el sobre, sorprendida de haber sentido ese tono en Belkis, que se retiraba con el rostro caliente.💌








n/a: pequeño recordatorio de que cuando narro la voz de mando, es en cursiva y; cuando narro las intervenciones o pensamientos de las lobas internas, es en cursiva y negrita.
espero que les esté gustando 🥹 y si no les gusta, no me lo digan porque soy sensible y lloro. ahre. ajsjajsj😭.
-mili🤎

Addictive habit-[Gönul ve Cahide]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora