Capítulo 18: Arreglos para la cita.

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No me maten.


—Oh por Dios—fue lo primero que dijo mi madre cuando por fin acabé de hablar, o mejor dicho contar todo lo sucedido—. ¡OH POR DIOS!—chilló como una adolescente, colocando las manos en su boca.

Miré a otro lado, suspirando como una enamorada al ver a su amor de la vida, que en mi caso creo que es Dallas. Creo. 

—¿Tú... él... eso? ¿Y tienes una cita...? OH POR DIOS—las últimas tres palabras las dijo de una forma muy... aguda. 

—Ya me están cansando tus "Oh por Dios", madre, ¿acaso no puedes tranquilizarte?—me quejé, poniéndome de pie rápidamente.

Ella alzó las manos, apretando sus rojos labios. Sabía que iba a intentar fingir inocencia, aunque ella tenía claro que yo no iba a creerle. Suponía  que esa iba a ser su reacción, así que me culpé infinitamente por decírselo. Bueno, tenía que hacerlo, porque sino se enteraría de una u otra manera.

—Lo siento—se disculpó. La miré, y lo único que hice fue dedicarle una mirada furiosa, para luego levantarme e irme.

(...)

Había llegado por fin el sábado, lo que me emocionaba completamente. Aunque había que admitirlo: estaba muerta de los hermosos nervios. No me acordaba de haber tenido una cita alguna vez, así que no sabía cómo comportarme ni qué hacer, y para eso estaba mi madre. Desgraciadamente, estaba tan enfadada que la ignoré. Nos habíamos peleado en la mañana, o mejor dicho, yo le había discutido sin razón. Me sentía mal por eso, pero me decidí a no hablarle.

Dallas llegaría en cualquier momento, y eso me estaba matando. Eran esos momentos en los que sientes que tu corazón late tan rápido que lo único que piensas es "este maldito corazón se escapará de mi cuerpo". O quizá yo sola pensaba eso. 

Oí un ruido a través de la puerta, mientras acababa de arreglarme para la maravillosa cita. Bueno, quizá no sería tan maravillosa y espectacular como en las películas, pero esperaba por lo menos algo decente. ¡Y muy divertido! Y romántico, lindo, maravilloso, perfecto y... y... no lo sé, pero como toda mujer esperaba lo mejor de la primera cita. 

Me fijé qué era el ruido que había escuchado, intentando no refregarme los ojos. Cuando la abrí, noté quién estaba en frente mío: el maravilloso y muy arreglado Dallas.

—Hola—saludó, acomodándose el cabello.

«¿Por qué estaba en la puerta de mi habitación?»

—Nunca tuve una cita, así que no sé qué puerta debía tocar; la principal o la de tu habitación—dijo, contestando a mis pensamientos.

—Ah, yo... ehm...—cerré la boca, dando una bocanada de aire—, h-hola.

—Hola—repitió, sonriendo tímidamente—. ¿Ya estás lista o...?

Sonreí, sin saber por qué. Sentía mis mejillas estar más rojas que un tomate, y sabía que él se había percatado de eso. Las de él también estaban algo ruborizadas, sólo que no les prestaba la mínima atención a sus mejillas, sino que sólo estaba atontada con su apariencia. Vestía unos pantalones negros ajustados, una camiseta blanca, que estaba cubierta por un abrigo largo y negro. En su cabello marrón estaba una gorra de lana gris, que no recordaba haberla visto alguna vez, y por debajo de sus pantalones tenía unos borcegos, también negros. Conclusión: parecía un total y completo chico malo.

Me sentía algo ordinaria a comparación con él, ya que yo sólo llevaba un vestido blanco que apenas rozaba las rodillas, junto a unos toms negros y un bolso largo de color beige. No pretendía que él se arreglara tanto para una cita, ya que él no era así, pero me sorprendí al verlo tan... diferente. Además, su timidez me volvía loca.

—Sí, s-sí, estoy lista—respondí, notando que llevaba segundos sin responder. Él me sonrió nuevamente, haciendo que se noten sus hoyuelos.

Qué adorable y sexy. Este chico me iba a matar de amor, lo sabía. 

Su humor había pasado a algo animado mientras pensaba sobre su belleza y vestimenta, pero parecía haber valido la pena pensar demasiado. Además, su mirada estaba fija en la mía, mientras que una sonrisa se iba escapando de sus labios. Cuando abrió la boca, en la que estaba hipnotizada hace pocos segundos, noté cómo las palabras salían de sus carnosos labios:

—Entonces, ¡larguémonos de aquí!—exclamó, logrando que yo lo mirara a los ojos. 

Me reí mientras lo veía correr escaleras abajo, pareciendo un niño que iría a comprarse algo que tanto esperaba, lo que era demasiado infantil para él. Sin embargo, cuando me miré a mí misma, noté que hacía lo mismo que Dallas, inundando la casa en risas y gritos.

n/a: 2 meses, sí, pueden matarme.

El próximo capítulo se tratará sola y únicamente de la cita, así que preparen sus sentidos románticos. (?

Gracias por esperar.

- A.


Mom Is Cool. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora