Capítulo 2.

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El lunes fue terrible. La poca gente que había presenciado nuestra discusión se reía de mi sostén y de mi amor por Peeta. 

Malditos envidiosos.

Pero había algo que me hacía feliz: había había planeado la venganza. Desde que mi blusa fue manchada con su bebida, sabía perfectamente que me iba a vengar de Dallas. 

La venganza consistía en no hablarle toda la semana y, luego de que él no esté cerca mío, vengarme de la peor manera. 

Ya había pasado una semana y él no se me acercaba. Hoy había Informática y era el día de una presentación.

En esa presentación, uno hacía un vídeo sobre su mejor amigo y charlaba sobre lo tanto que lo quería.

Eso iba en contra de Dallas.

Iba a utilizar sus imágenes más vergonzosas y algunas imágenes en las que había salido pésimo. Además, revelaría sus secretos más vergonzosos y asquerosos que nadie sabía. 

Lo sé, eso era de mala persona.

¡Pero ahora no era importante ser buena persona! ¡Tengo que vengarme, maldición!

El señor Young, que era el profesor de Informática comenzó a decirles a los alumnos que pongan su adorable vídeo. Jugaba con mis dedos, nerviosa, mientras esperaba ser nombrada. Miraba de reojo a Dallas, charlando con sus amigos y una chica.

Sentía celos al ver a esa chica, pensando que me reemplazaba o algo.

Pero, gente, ¿quién podría reemplazarme a mí?

Unos minutos después, oí que me llamaban. Con una sonrisa plasmada en mi rostro, me puse de pie y caminé hacia el profesor.

—Tome—dije, entregándole el CD. 

Di la vuelta, ahora sentándome al lado de Dallas. Éste observaba el vídeo con el ceño fruncido, sin siquiera mirarme. Cada vez que se revelaba un secreto o una imagen vergonzosa, su ceño se fruncía cada vez más. 

Y llegó un momento en el cual miré desde el rabillo del ojo, notando al instante que él ya no le prestaba atención al vídeo. Me observaba a mí. 

Le devolví la mirada, soltando una carcajada en su cara, mientras los demás se reían del contenido mostrado en la diapositiva, que acababa de finalizar.

—Bueno...—comenzó el profesor mientras se acomodaba las gafas, evitando soltar una carcajada.

Toda la clase se reía de Dallas, que escondía su rostro con sus manos. Sabía que esta la iba a pagar caro, pero no me importaba en lo más mínimo. 

Había que aprovechar el momento, supongo.

Continuaba riéndome en voz baja, mientras pasaban los minutos. No podía prestar atención a las diapositivas que se mostraron a continuación; mi atención estaba fija en mi felicidad y la tensión del cuerpo de Dallas. Sabía que lo había hecho enfadar, y mucho, pero eso realmente no me importaba.

Me encantaba vengarme, duplicando lo que la persona me había hecho primeramente. 

Finalmente, después de minutos distraída, la clase acabó. Varios alumnos se pusieron de pie, incluyendo en estos a él y sus amigos (y la amiga tonta). Agarré mi celular mientras tanto, esperando que la sala se despejara un poco.

Odiaba caminar entre una multitud: era algo que me causaba estrés desde pequeña. Por eso mismo, prefería a esperar que una gran parte de las personas dentro del salón se fuera.

Jugué unos segundos al Candy Crush, mirando fugazmente por si ya se estaban yendo los demás. Pero nadie se iba, y los minutos pasaban y pasaban. Notaba que había una ronda alrededor del profesor, que charlaban de un tema que no alcanzaba a escuchar. Y así, curiosa como siempre, bloqueé mi celular y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón azul.

Mom Is Cool. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora