-5-

89 8 4
                                    


-Por fin estoy en casa... - cae dramáticamente sobre su cama – Al final he tenido que estar tres días operando en el hospital, teniendo que quedarme allí a dormir y... ha sido caótico... me duele todo... - rueda – Y encima ese idiota no está en casa – murmura molesto – Ni un solo mensaje. ¡Ni uno! ¿Es que ni siquiera se ha preocupado de no ver mi atractivo rostro en tres días? Tener perro para esto... - farfulla dejándose vencer por el agotamiento – Un ¿Estás bien? no habría estado mal...

-Tomo nota para la próxima vez, doctor.

Monoma entreabre un poco el ojo izquierdo. Estaba quedándose dormido.

-Si estabas en casa tenías que haber venido a darme la bienvenida.

Recalca ignorando que le haya escuchado quejarse.

-No soy ningún perro, aunque si es lo que quiere le recibiré de ahora en adelante moviendo la cola y lamiéndole la cara mientras ladro ¡Wof wof! – a Monoma se le escapa una floja carcajada - ¿Le parece bien?

-Sí, sí... - agita la mano para que se vaya. Está muy cansado. Exhausto, pero no consigue dormirse.

-¿Quiere que le ayude a quedarse dormido? Conozco un método infalible que ayuda a quitar el estrés.

Antes de que se dé cuenta, la enorme y bonita mano de Shinsou se ha colado dentro de sus pantalones.

-¡Hey! ¿Qu-qué es-estás...

No consigue formular la pregunta. Monoma se deja llevar por esa mano que sube y baja, por esos dedos que acarician la punta haciéndole estremecer. Ahora mismo le importa bien poco que sea Shinsou quien le masturbe. Necesitaba ser tocado por alguien y lo necesitaba ya.

-¿Le gusta, doctor? – Monoma no responde soltando una queja al detenerse – Si no me responde no seguiré – ronronea colándose entre sus piernas – Tiene que decirme si le gusta, cómo le gusta y haré todo lo que me pida, doctor Neito Monoma – de un solo tajo le ha bajado los pantalones agarrándole de ambos tobillos. Ha sido tan brusco que Monoma a su vez ha tenido que agarrarse a las sábanas para no ser levantado del todo - ¿Y bien? ¿Le gusta así? – pregunta mordiéndole los muslos mientras continúa con una masturbación muy, muy lenta.

-Si no quieres que me corra sí, sigue así. Puedo aguantar horas.

Le clava una erótica mirada.

-Me encantaría pasarme horas masturbándole, doctor, pero lo que más deseo ahora mismo es ver su rostro gozando de placer mientras se corre como un loco gritando mi nombre.

-Sigue soñando, chaval.

-Je... ¿Lo comprobamos?

Acelera el ritmo arrancándole gemidos. Monoma se cubre la boca pero Shinsou le atrapa las manos usando la suya libre. Tsk, Tsk, Tsk, grite bien fuerte, doctor. Me gustan los escandalosos.

La espalda de Monoma se curva hacia arriba, tiene los dedos de los pies fuertemente apretados. Está totalmente expuesto frente a ese imbécil pero ya se arrepentirá de lo sucedido más tarde. Sabe mover bien la mano. Sabe cómo juguetear. Sabe cómo provocarle. Está más que claro que es todo un alfa dominante, pero él también es alfa y nadie juega mejor que él.

-Vamos doctor, diga mi nombre.- se muerde el labio esperándolo – Hágame el alfa más feliz pronunciándolo, y cuando acabemos, si le quedan fuerzas, podrá hacerme lo que le apetezca.

Eso último le ha gustado mucho más a Monoma.

Desde aquella noche en el bar quiere hacerle de todo. Y cosas muy subidas y nada decorosas.

Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora