Kalila
De lo que imaginé que sería una noche tranquila y que podría disfrutar junto a mis primos de una rica pizza y una buena serie, sin importar de lo que opine la gente de que mi serie favorita es una vil copia de "Friends", resultó ser una noche en la que mi tía no pudo ocultar su completa ira, una noche en la que no dejaba de decir que mi madre no era más que una vanidosa ególatra totalmente desconciderada por no haberme tomado en cuenta para un evento importante siendo que soy su propia y única hija.
Realmente no sabía cómo sentirme. Cualquier persona, dentro de su sano juicio, no permitiría que hablaran mal de su madre, pero en mi caso no tenía nada que contradecir o pelear por cosas que yo misma había pensado anteriormente en diferentes cirscustancias, pero que de igual manera siempre llegaba al mismo punto en que maldecía a mis padres por ser tan fríos conmigo.
No quisiera quejarme porque también yo estoy mal de no buscarlos o de intentar conectar con ellos, pero en mi defensa es algo que por muchos años busqué siendo una niña. No existe algo tan doloroso por buscar el amor de tus padres y hacer hasta lo imposible por ganarse su cariño siendo que eso no tiene por qué ser algo de qué pelear, algo por lo cual luchar. Los padres aman a sus hijos incondicionalmente ¿no?
Entonces ¿por qué los míos no mostraban quererme o hacerme sentir parte de ellos?
— No me importa—dijo mi tía Carlota, pasandose las manos por el frente de su corto cabello y llevarselas hasta la nuca, soltado un pesado bufido—. Sí ellos no te llaman, no importa, serás nuestra invitada e irás con nosotros.
— ¿Irán solamente papá y tú? —preguntó Vicente que ya se devoraba el último pedazo que quedaba en la caja de pizza.
No sé cómo pudo conservar el apetito siendo que habíamos presencido la escena más escalofriante que una persona podía haber protagonizado gracias a su explosión de rabia. Sin embargo, parecía que a él, el hambre no se lo ahuyentaba nada.— Por supuesto que no—dijo mi tía con la voz firme y endurecida—. Iremos todos porque somos familia, a excepción de su hermano Fernando que se va a quedar en el otro lado por un mes más—se levantó del sofá, tomó sus tacones del suelo y sus pendientes se los guardó dentro del bolsillo del abrigo que había dejado por un lado de ella.
— Como quisiera ser Fernando—musitó Aurelio con casi voz queda, esperando que su madre no fuera a escucharlo.
— ¡No me importan si desean hasta volverse un ángel de la guardia con tal de escaparse! —volteó bruscamente hacía con él, causando que mi primo se sobresaltara en su sitio y se pusiera un cojin sobre él para protegerse. El instinto delató su cruel trauma, le temía a mi tía— ¡Vamos a ir y demostraremos lo que significa ser una verdadera familia y no una de portada de revista, lo cual no existe, NO EXISTE!
Tía Carlota salió de la sala y subió enfurecida las escaleras. Nosotros tres nos quedamos en silencio en la sala sin saber qué decir o sí era preciso que hicieramos cualquier movimiento porque a pesar de que ya no eramos unos niños, una parte de nosotros que habita en lo más profundo de nuestro ser, se siente regañado.
Para mí, muy pocas veces se me había dado el "gusto" de presenciar un arranque de ira tan atroz provenir de mi tía como el de esta noche. La expresión en su cara le había cambiado totalmente el semblate que era digna de temer. Uno de verla no podía decir que mentía con lo que sentía, en verdad deseaba asesinar a mi madre.— Que duro...—masculló Vicente—. Bueno, ya ni modo, nos tocó ir—alzó los hombros y se hundió más en el sofá, tomando el control que estaba en medio de nosotros dos y regresar la serie dos capitulo atrás.
— Espero estés bien, Kala—dijo Aurelio, tomando una postura más derecha sobre su asiento. Yo apenas me aclaré la garganta y agarré mi vaso para beber un poco de mi soda que estaba ya algo diluida por los hielos. No sabía que decir—. No entiendo por qué tus padres son de esa forma contigo.
— Podría existir una razón, pero es demasiado cruel incluso para venir de mis tíos—dijo Vicente con un tono relajado, pero sin llevarme la mirada. Tenía un presentimiento a lo que se refería con ello y por eso no quise ni preguntar porque muy posiblemente sí era algo que se podría esperar de mis padres y yo no necesitaba escucharlo.
— ¿A qué te refieres? —cuestionó Aurelio con el entrecejo fruncido.
— Es algo muy crudo de decir—respondió, volteando a verlo y después a mí. Yo me sentía distante en ese momento, la idea de lo que puede ser su respuesta resonando en mi cabeza me formó un nudo en el cuello. Quería llorar, pero confié en que ya no quedaban suficientes lágrimas en mí para poder externar ya algo.
— Mis padres muy posiblemente no deseaban tenerme—balbucee, mirando un punto muerto sobre la mesa de centro en la sala—. Es por eso que no buscan tenerme cerca.
Hubo un instante en el que el silencio se apoderó del ambiente del lugar y lo único que se podía percibir que transcurría con normalidad, como si nada pasara, era la serie que resonaba en la pantalla frente a nosotros hasta que Aurelio se levantó y se sentó a mi lado, dejándome en medio de los dos hermanos. Tomó el control remoto y puso fin a lo único que mantenía el sitio más relajado, permitiendo que la tensión y el dolor que yo sentía nos invadiera a los tres.
Aurelio tiró de mi camisa levemente para darme la señal de que me dejara caer sobre él. Sin poner resistencia me dejé ir contra su cuerpo y me dejé abrazar. Me rodeó el cuerpoy puso su barbilla sobre mi cabeza para dejarme escuchar así el leve suspiro que se escapó de sus labios. No sé en qué concepto me deben de tener en esta familia, sí de una mujer desdichada que sus padres no valoran o de una chica mal afortunada que hay que apoyarla para que su vida no se sienta demasiado lamentable.
Cualquiera de las dos opciones me duelen y me ofenden demasiado porque a nadie le gusta que le señalen a sus espaldas de esa manera, pero ¿y qué si era cierto?, mis padres no parecían amarme y no podía hacer nada para cambiar eso del concepto de las personas que me miran más de cerca y notan la situación.
Yo lo único que busco es donde refugiarme, y por fortuna, puedo hacerlo en la familia de mi tía porque aun teniendo esa terrible etiqueta definiendo mi situación, me agrada sentir que si hay personas a las que les importo y me brindan su calor. Lo cual, es lo que más ansío y quiero tener.
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CHRISTO. Vidas Destruidas
General FictionKalila Manzur es una chica que debe enfrentar sus peores penas como la ausencia de amor de sus padres y su constante supervivencia en un ambiente de acoso acádemico donde las envidias y las amenazas están constantemente presentes en el día. Y así co...