Capitulo 17

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Kalila

Terminé de acomodar mis cosas en el mismo día que las comencé, solo que después de lo que sucedió en la tienda que está fuera del campus no pude evitar estar recordando al joven repartidor de correo, que aun cuando me siento apenada de pensar tanto en un desconocido y más que sea un modesto repartidor me pone un tanto incomoda como igualmente me hace feliz en esos segundos en los que me permito aceptar las palabras dulces de ese sujeto. 

Tal parece que necesitaba escuchar algo lindo de un hombre cuando en estas ultimas semanas me he sentido de lo peor, pero no dejo que eso me robe el aliento ya que realmente no me siento con ningún ánimo de estar fantaseando con hombres, no después de que me siento asqueada por culpa del colombiano que desde aquella ocasión no me ha mandado mensajes, después de que se dio cuenta que no aceptaré hablar con él por celular. Seguramente debe estar esperando a vernos en persona, claro, sí es que quiere decirme algo de frente.

En dado caso de que no quiera aceptar decir algo relacionado a lo que pasó esa noche o qué era lo que estaba haciendo Gabriela en Colombia y no me quería decir cómo dio con ella, pues allá él, pero sí que debía mentalizarme a que esto se haya acabado de forma silenciosa y que sencillamente ninguno de los dos se busque y hagamos como que la amistad que tuvimos realmente no se dio. ¿Qué importa? Igualmente a él solo le queda un año para recibirse de la licenciatura.

— ¡Bueno, ya! —me regaño a mí misma una vez puedo percibir que tengo ya varios días en los que no dejo de pensar en Samuel y que lo mejor es cortarlo de raiz porque sí no, no podré dejar de mencionar su nombre entre mis pensamientos y con ello estarlo viendo en mis recuerdos, en esos donde estuvimos a solas y yo me abrí totalmente con él para desahogarme con todo lo que venía cargado— Ya mejor piensa en otra cosa y deja de estarlo recordando.

Ya que había desempacado el día de ayer, que me di el tiempo de sentirme hermosa gracias a un desconocido que tampoco estaba de mal ver sí no que me pareció bastante apuesto y que derrochaba ser completamente alemán, y pude terminar de acomodar cada una de mis cosas tanto en el baño con en mi lado de la pieza, tomé mi sudadera, una pequeña caja de mentas que había ocultado en el estuche de mi propia nintendo oled cuando pasé por el aeropuerto ya que no quería que me quitaran mi cajita feliz.

Y antes de que pudiera caer la noche subí a la terraza del edificio donde encontré arreglado y aptado para las lluvias y tener una excelente estadía al aire libre. Igualmente aquí arriba puede estar muy frío de noche, pero de día debe ser completamente perfecto para salir a tomar un descanso y observar de la agradable vista.

Tomé lugar en uno de los sofás bajo un techo armado que parece ser de cristal o acrilico, pero que increiblemente deja total vista del cielo y en estos momentos que está lloviznando es lindo ver como las gotas se impactan contra la barrera invisible sobre mí.
Abro mi caja y saco uno de mis porritos bien enrrollados y le prendo fuego a uno una vez lo pongo entre mis labios.

Durante todas las vacaciones no fumé cannabis más que un par de ocasiones en compañía de mis primos para pasar ratos increibles, una fue para entrar a la piscina en casa de mi tía totalmente volados y otra ocasión para ver una pelicula de terror la cual pasamos de lo peor porque estuvimos todo el tiempo a flor de piel y con las alertas bien puestas cada que pasaba algo sospechoso en la pelicula.
No considero que sea una consumidora que lo hace con regularidad, sí no solo cuando sé que tendré muy buen rato para descansar y cuando no haya nadie para molestarme, justo como en este instante.

El consumo me ha ayudado para tranquilizar mi ansiedad aunque sé que no es de la mejor manera y que lo mejor sería asitir con un profesional, pero estoy tan cansada de los antidepresivos que me tumban y no me causa ningun deseo más que el permanecer en cama tranquila sin hacer nada, sintiendo mis emociones totalmente sedadas y me mente perdida. No, la verdad es que a la larga prefería fumar, en mis momentos de mayor estrés.

Unos cuantos toques al cigarrillo de hierba y estoy por apagarlo al presionar la brasa contra la suela de mis deportivas cuando escucho la llegada de una chica que se me para frente a mí, resguardandose bajo el mismo techo de acrilico que yo. Ella no dice nada como yo tampoco acerca de lo que sostengo en la mano, me quedo un instante quieta sin saber qué pensará la chica que tengo por delante, hasta que me animo a estenderselo. Dudo que vaya a tomarlo hasta que veo que me lo acepta.

— ¿Cuándo has llegado? —me pregunta tras darle el primer toque y resguardarlo en sus pulmones haciendo que hable con la voz enroquecida.

— Apenas antier en la noche—respondí con tranquilidad. Ya podía sentir como me estaba relajando y todo a mi alrededor era más tranquilizador de lo que lo encontré cuando llegué al techo—. Ayer desempaqué y hoy me di el lujo de despertar tarde. ¿Y tú, cuánto tienes aquí?

— Pasé el verano aquí—me dijo con cierta molestia.

— ¿En serio? —no pude ocultar mi asombro, pero consiguiendo mantenerme serena— No pareces ser europea o de estados unidos para pasar tanto tiempo lejos de tu familia. Te noto enojada por ello.

— En cierta parte—murmuró y se sentó a mi lado dandole un segundo toque al porro. En ello me lo devuelve, tal parece que no es de las que fuma mucho—. Tuve que quedarme porque era importante que estuviera para entrenar junto a mis compañeras.

— Ahh—expresé, entendiendolo mejor— ¿Eres deportista?

— Claro ¿tú no? —me volteó a ver incredula y yo negué genuinanmente— ¿En serio no? —volví a responder con el ademán de mi cabeza. Ella sonrió de forma torpe— ¿Entonces por qué estás en este edificio? Tengo entendido que en esta residencia se hospedarán los deportistas y equipos que más destacaron el año pasado. Te habrás dado cuenta que este sitio es a base de recompensa por el esfuerzo. No todas las residencias tienen las mismas cualidades que este lugar.

— Si me di cuenta que es más lujoso que la residencia donde estuve el año pasado—dije apagando finalmente la brasa del porro en la suela de mi zapato y guardar el poco restante en la cajita metalica de mentas que claramente es mi estuche para mi kit mi-alegría—, pero no soy deportista. Buena estudiante si, mantengo mi promedio en lo más alto.

— Entonces eso debe ser—mumuró encontrando un posible significado a lo que debió sentir como una invasión a su lugar de premio—. Soy Dinna, juego en el equipo de voleibol en representación de la universidad a nivel nacional. Estoy en tercer año de la licenciatura—me extendió la mano y yo de inmediato la estreché. Tenía la palma totalmente fría.

— Kalila, no soy deportista, pero me gusta verlos—respondí con una tenue sonrisa en el rostro, fumar esto antes de charlar con desconocidos resultó ser benefico para que me sienta segura de hablar con una persona nueva—. Acabo de pasar a segundo año y pues, aquí estamos, antes de tiempo para volver a adaptarme a la realidad de que estoy lejos de casa.

— ¿Eres de algún país de por allá de los Emiratos o provienes de otro sitio? —me cuestionó de pronto que no pude echarme a reir. Los efectos estaban haciendo su trabajo y me lo tomé de buen humor. Dinna igualmente rió— ¿De qué te ríes?

— Lo siento, es que ultimamente me han señalado mucho mis rasgos—expresé con libertad—. No, más bien mi padre es de Arabia Saudí y mi madre es mexicana. Soy una mezcla de ambos y pues vivo en México, cerca de la familia de mi madre. ¿Tú?

— Yo soy argentina—claro, por supuesto, debí notarlo en el acento de su alemán que aunque no es muy notorio, ahora que lo menciona no lo puedo pasar de desapercibido—. No me había tocado charlar con una chica con tus facciones, son preciosas.

— Digo lo mismo de ti—le comenté con una agradable sonrisa en el rostro de la cual ella se contagió y sonrió ampliamente.

En ese instante me quedé conversando con una chica igualmente desconocida y esto me hacía sentir de lo mejor ya que mis dos primeros días de regreso a Berlín he tenido el valor de compartir palabras con personas nuevas, quizás porque insconcientemente ahora que pienso que estaré nuevamente sola es que me estoy dejando llevar y hablar con las personas aun cuando no podría estar del todo comoda haciendolo. 

Aunque igualmente admito que conocer a Dinna de esta manera probablemente no es  de la forma más sofisticada que pude haber sido presentada ante una persona, pero si que me agrada esta experencia de haber compartido un porro con una desconocida con la cual me sentí agradable para charlar por lo menos las siguientes dos horas.

Este segundo día ya me parecía una buena señal para comenzar bien mi nuevo semestre.

CHRISTO. Vidas DestruidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora