• Nacimiento •

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Grité de dolor mientras agarraba la mano de Ubbe con todas mis fuerzas y empujaba para que nuestro hijo naciera.

- Lo estás haciendo bien - Me alentó mi esposo.

Negué con lágrimas en los ojos retorciéndome de dolor. Las gotas de sudor resbalaban por mi frente, estaba exhausta, agotada tras horas desde que empezó el nacimiento de mi hijo.

Me incliné un poco hacia arriba cogiendo aire, chillé de dolor al mismo tiempo que empujé por última vez, segundos después sentí una gran liberación y alivio. El llanto del bebé me hizo sobrecorgerme de alegría, había nacido, al fin.

Una de las esclavas me pasó al bebé, era un niño. Lo abracé contra mi pecho y lloré en silencio, feliz. Ubbe se acercó y besó mi frente, él estaba emocionado también. Dejó una de sus manos sobre la espalda desnuda de nuestro bebé.

- Lo has conseguido - Susurró en mi oído.

Una de las esclavas se llevó al bebé para limpiarlo mientras otras dos me ayudaban a mí a recuperarme del parto. Ubbe no abandonó mi lado en ningún momento, al pendiente de que estuviese bien.

- Estoy cansada - Balbuceé con los ojos cerrados.

- Descansa entonces esposa mía - Dijo él acariciando mi mejilla.

Asentí tranquila, sabiendo que él se encargaría de todo. Cuando volví a abrir los ojos ya era de noche, mi ropa estaba cambiada y limpia y Ubbe descansaba a mi lado en la cama con nuestro hijo en brazos, estaba dormido.

- ¿He dormido mucho? - Pregunté llamando su atención.

Me miró con una sonrisa.

- Casi todo el día - Respondió él.

- ¿Se ha alimentado? - Pregunté mirando preocupada al bebé.

- Una de las esclavas la ha alimentado, tranquila - Respondió pasándome a nuestro hijo.

Admiré su preciosa cara, era tan pequeñito y delicado que temía que le ocurriese algo.

- ¿Cómo lo llamaremos? - Pregunté mirando a Ubbe esta vez.

- Gustav Lothbrok - Susurró Ubbe mirando a su hijo.

Sonreí, me gustaba el nombre.

- Así será entonces - Sentencié provocando una sonrisa.

El bebé empezó a llorar, me quité la camiseta y acerqué la boca de Gustav a mi pecho, él instintivamente lo tomó con su pequeña boca tomando el alimento que mi cuerpo proporcionaba.

Un alboroto fuera hizo que Ubbe se levantará y abandonase nuestros aposentos, escuchaba preocupada porque era el peor momento para que hubiese un conflicto, nuestro hijo Gustav acababa de nacer.

Cuando mi hijo dejó de alimentarse y volvió a dormir me levanté de la cama y lo dejé sobre la pequeña cuna que Ubbe había construido con sus propias manos. Busqué mi hacha y salí hacia el gran salón para saber qué estaba ocurriendo.

 Busqué mi hacha y salí hacia el gran salón para saber qué estaba ocurriendo

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Frida Tryggvason •UBBE LOTHBROK•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora