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Capítulo 71: La Santa y el Héroe. (3)

"¿Cómo... es esto posible?"

La voz del cultista era temblorosa mientras miraba fijamente su miembro amputado, que rezumaba una sangre tan negra y pegajosa como el alquitrán. El concepto de moderación no parecía existir para los Inquisidores. Para ellos, no había concesiones. Cuando veían a un enemigo, blandían sus espadas sin descanso.

"Realmente rebanaste y cortaste a estos monstruos tú solo."

A los pies del Obispo Andrei yacía un adorador retorciéndose con incontables heridas. Le pisoteó la cabeza como si fuera un peldaño y se volvió hacia Arjen. Ante él había un montón de tentáculos cortados y las partes desmembradas de los cuerpos de los cultistas, sumergidas en un charco de sangre.

"No dudan en usar sus poderes. Tardamos más de lo que pensaba".

Arjen pateó los tentáculos con fastidio. Había intentado controlar su fuerza para no matarlos. Luchar controlando la potencia era a veces más difícil que hacerlo con toda la fuerza.

La fuerza de los restos del Desastre era formidable. Los tentáculos se regeneraban tras ser acuchillados con golpes regulares; el aura los mataría al instante. Así que Arjen los mantuvo a raya. Más que esquivar sus tentáculos y ataques, cortaba una docena cada vez. Hasta que no pudieron regenerarse más.

"Desgraciado... monstruo."

El cultista murmuró en voz baja y se volvió para mirar a Arjen. Arjen lo miró con odio en los ojos. Parecía que quería escupirles.

"Si puedes crear más tentáculos, hazlo. Yo me encargaré de ellos".

Los tentáculos ni siquiera tocaron a Arjen ni le hicieron ningún daño significativo. No mostró signos de agotamiento. La cara del cultista se contorsionó, y luego su cabeza cayó hacia atrás. Arjen levantó su cabeza decapitada.

"Nunca había visto a alguien tan loco. ¿Es porque adoraban a los Desastres, o siempre fueron así?".

"Eso es algo que no sabemos. Por suerte para ti, tenemos a alguien que sí lo sabe".

El obispo aplastó la cabeza del último adorador contra el suelo y caminó hacia el Maestro. Aún le quedaba mucha sangre en el cuerpo. Podría interrogarle toda la noche.

"¿Te importaría ayudarme con el proceso de interrogatorio?"

"Hablas como si no te preocupara lo que ocurre fuera".

"Bueno, sería extraño que me preocupara cuando tenemos al Héroe trabajando duro".

Andrei metió las manos en su capa y empezó a rebuscar en ella.

"Mientras él esté ahí, dudo que algo vaya mal".

"...Confías bastante en él".

"Más que confianza, llamémosla fe, más bien de tipo religioso".

Andrei sacó una delgada daga de su pecho; frotó la hoja para asegurarse de que estaba afilada, luego asintió y la hizo girar.

"Este es un homenaje al hombre que superó mis expectativas y terminó con un resultado que fue mucho más de lo que jamás podría haber imaginado".

Andrei pisó el brazo amputado del cultista y se arrodilló. La sonrisa de su rostro era de auténtica diversión. Luego clavó la daga bajo la nariz del cultista.

"Haz lo peor que puedas".

"... Por supuesto, no pensé que abrirías la boca".

Andrei sonrió satisfecho ante el tono decidido del cultista.

Me Convertí En El Héroe Que Desterró Al Protagonista (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora