Capítulo 3

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Bien, tal vez estaba exagerando un poco ya que no me fui realmente de la casa o algo parecido de hecho, ni siquiera había bajado hacia el primer piso, pero ese era otro caso.

Fui directamente hacia la sala de entretenimiento y encendí el gran televisor con el control remoto. Me senté en un gran sillón de cuero rojo que se encontraba en el centro y cerré con fuerza mis ojos. Lleve las manos hacia la cabeza y apreté. No podía creer lo testaruda y grosera que era esa tal Samantha. Ni siquiera había tenido una conversación real anteriormente con ella, como para que me hubiera tratado así. Insolente, terca, creída, hermosa y con unos ojos preciosos que... Esperen, no. «Detente», me dije. Tendría que dejar de pensar así sobre ella. Nadie con ese horrible carácter merecía la pena. Sin duda este sería un verano muy largo.

No me di cuenta de que alguien permanecía sentado a mi lado. Tampoco me había dado cuenta de que el televisor estaba apagado. Abrí los ojos y miré a Osvaldo mientras revolvía su cabello con una mano y estiraba sus piernas, repasándolos en la mesa de café cuadrada frente a nosotros.

Osvaldo tenía una complexión delgada y también era alto. Su piel era tan pálida que pensé que nunca salía de casa. O de la ducha. Su cabello era negro alborotado, y sus ojos eran de un color negro increíble.

-Hola.- Dijo. Lo saludé con la mano y después las crucé por delante de mi pecho. Me sentía un poco incómoda con él. -Así que Abril, um. ¿Realmente estás aquí para hacerle compañía a Sam?-

-Bueno, supongo.- Dije extrañada por la pregunta. Él asintió para sí.

-Entonces los rumores son ciertos.-

-¿Rumores? ¿Qué rumores?- Pregunté mientras lo veía fruncir ceño y sacudir su cabeza levemente.

-Samantha me comentó algo ayer, pero pensé que estaba haciendo una broma de mal gusto. Ahora entiendo su enojo.- Dijo mientras se levantaba del sillón y comenzaba a caminar a la salida.

-¿Sobre qué? ¡Hey! ¡No te vayas! ¡Espera!- Le grité mientras me levantaba del sillón y corría tras él. Se detuvo debajo de la puerta y me miró divertido. -¿Qué dijo Samantha?-

-Que su mamá le había conseguido una niñera.- Dijo divertido.

-¡No soy su niñera!- Le respondí enojada.

-¿Entones? ¿Para qué te contrataron?-

-Uh, yo...- Y ahora, ¿Qué le digo? Vamos Abril, ¡Piensa! -Yo um...-

-¡OSVALDO! ¡Ven aquí!- Samantha gritaba desde su cuarto. Osvaldo le gritó un "Ya voy" en respuesta.

-Nos vemos luego Abril.- Osvaldo me dijo mientras me brindaba una sonrisa. Después se marchó rápidamente al cuarto de Samantha y me dejó ahí sola. Decidí seguirlo.

-Creo que ella es molesta.- Dijo Samantha en tono arrogante. Me detuve, escondiéndome por detrás de la pared.

-No lo es. Abril parece ser realmente amigable.-

Gracias Osvaldo, te has ganado tres puntos.

Samantha esperó un momento antes de preguntar. -¿Cómo es ella? Quiero decir, físicamente.-

-Tiene el cabello demasiado largo y ondulado, ¿Qué más?- Asomé mi cabeza un poco para obtener una visión concreta de la plática entre los dos. Osvaldo estaba de espaldas hacia mí, pero Samantha me estaba mirando fijamente. Mi corazón se detuvo por un segundo antes de darme cuenta que realmente no podía verme. Osvaldo volvió a hablar. -Tiene mejor cuerpo que Yuki, eso te lo puedo asegurar.-

-¿Qué hay de sus ojos?- Preguntó Samantha, un poco más entusiasmada que antes.

-Son café avellana. Me recuerdan a los ojos de Vicky.-

Corazón ciego | rivari G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora