Al final, la estancia en casa de Millaray se prolongó más de lo planeado.
Vimos un maratón de American Horror Story mientras discutíamos sobre lo hermoso que era Evan Peters y si alguna vez querríamos tener un novio tan sensual, aunque muerto. Yo decidí que preferiría a mi chica.
Salí de su casa en la madrugada, y al llegar a la mía, ni siquiera pude pegar el ojo. Un cardumen de ansias, emoción y terror se anidaban en el interior de mi estómago, obligándome a que solo pudiera descansar durante tres horas.
Me levanté a toda prisa a las siete de la mañana, corriendo hacia el baño y ganándole el tirón a mis padres. Dejé reposar el agua hasta que estuviera templada y me desnudé, acercándome al espejo y vislumbrando mi cara.
Me veía más contenta, más emocionada. Más enamorada. Y estaba feliz por eso.
Me di un baño rápido, y después de haberme secado, agarré un overol corto con una camiseta a rayas y unos nike high dunk a juego en color azul. Me hice una coleta alta y anudé un listón azul, logrando el aspecto de niña pequeña. Estaba bien, quería andar cómoda porque sinceramente no sabía cuanto tiempo tendría que estar en la sala de espera.
Llevé una bolsita donde eché un sándwich, envases de agua y jugo de naranja y mi cartera, despidiéndome de mi madre que cocinaba el desayuno en la cocina y tomando mis llaves, saliendo de casa y conduciendo hacia el hospital.
Tenía la fortuna de que no hubiera nada de tráfico a esa hora. Me estacioné cerca de la clínica y caminé con paso apresurado, disfrutando del aire veraniego que chocaba contra mi rostro.
Sería cuestión de tiempo antes de que pudiera volver a hacer lo mismo. Caminé y caminé, entrando a la sala de espera. Era bastante grande y lujosa, pero rápidamente pude localizar a Rosario, Aldo y a una muchacha que nunca conocí. Me acerqué a ellos, sentándome a su lado.
-Hola. ¿Cómo están?-
-Muy bien, gracias.- Contestó Aldo por los tres. Me sonrió. -Abril, quiero presentarte a alguien. Esta es Ren, mi hermana.-
-Oh, por supuesto. Hola, yo soy Abril.-
-La novia de Sam, ¿No? Desde que llegué a visitarla eres la única cosa que habla. Tiene suerte, ¿Sabes? Eres más bonita de lo que pensé.-
Me sonrojé un poco y le devolví media sonrisa. -Gracias, pero creo que aquí la única con suerte soy yo.- Reí acompañada por ella y después, sin ser grosera me giré hacia Rosario. -Rosario, ¿Cómo va Samantha?-
-La acaban de meter a la sala.- Contestó, mordiendo su labio. -Tardarán como máximo dos horas, pero necesita reposar. Hoy mismo le dan de alta y nos la llevaremos a casa, para luego quitarle las vendas.- Me acerqué a ella tímidamente, colocando una de mis manos sobre la suya. -No te preocupes, todo irá bien.- Rosario me sonrió de lado y contestó. -Gracias, Abril.-
Las dos horas se pasaron volando. Un doctor nos informó que tendríamos que esperar otras dos horas más, antes de poder darla de alta. También le dio instrucciones a Rosario de volver a traer a Samantha en una semana, para poder quitarle las vendas y comprobar si finalmente había recuperado su vista. Ella asintió y pasó a la sala para poder ver a su hija dormir.
Me quedé dormida en el hombro de Aldo, mientras el lugar se iba llenando poco a poco. Ren nos despertó a mí y a su hermano, informándonos que ya era hora de irnos.
No pude ver a Sam, porque me dirigí hacia mi carro, con Aldo acompañándome para que no me fuera sola. Un gesto muy gentil de su parte. Conduje en silencio hacia la casa de Rosario, un tanto nerviosa y un tanto feliz. La cirugía había sido un éxito, pero todavía teníamos que ver los resultados.
ESTÁS LEYENDO
Corazón ciego | rivari G!P
Fanfiction"Se solicita niñera con o sin experiencia, con mucha paciencia y ganas de trabajar" (...) - No importa, yo quiero el trabajo, sus hijos estarán en buenas manos. - Verás... Quiero que cuides a mi hija de 19 años... - ¿Eh? [Esta historia es una adapta...