La lancha finalmente llegó a la base. Gonzalo apagó el motor y ayudó a Slinger a desembarcar. El ocelote se apoyó en su amigo, sus pasos tambaleantes y su brazo herido colgando a su lado. Caminaban en silencio, las palabras innecesarias en medio del peso de la tragedia que los acompañaba.
Entraron en la base, un lugar que había sido su refugio, su centro de operaciones, y ahora parecía impregnado de una tristeza palpable. Gonzalo guió a Slinger hacia la sala de curaciones, un espacio que Smithy solía usar para tratar las heridas del equipo. La ausencia del león era un vacío doloroso en el aire.
Gonzalo miró alrededor, los estantes llenos de suministros médicos y libros. Respiró hondo, sabiendo que tendría que improvisar. No sabía mucho de medicina, pero haría lo que fuera necesario para ayudar a su amigo. Con cuidado, ayudó a Slinger a sentarse en una camilla.
Gonzalo: Voy a buscar lo que necesito para curar tu brazo. Dijo Gonzalo, tratando de sonar seguro. Aguanta un poco más, amigo.
Slinger asintió, mordiéndose el labio para no soltar un grito de dolor. Gonzalo se movió rápidamente, revisando los estantes en busca de los libros de medicina de Smithy. Encontró uno que parecía prometedor, "Primeros Auxilios y Tratamientos Básicos." Lo abrió y comenzó a leer frenéticamente, buscando la sección sobre heridas profundas.
Gonzalo: Primero, debo limpiar la herida para evitar infecciones. Murmuró para sí mismo. Buscó entre los suministros y encontró una botella de antiséptico y unas gasas. Esto va a doler, Slinger. Pero es necesario.
Slinger solo asintió de nuevo, preparándose para el dolor. Gonzalo vertió el antiséptico sobre la herida, y Slinger dejó escapar un grito ahogado, sus músculos tensándose por el ardor. Gonzalo limpió con cuidado la herida con gasas, asegurándose de eliminar cualquier suciedad o residuo.
Gonzalo: Lo siento, sé que duele. Dijo Gonzalo con voz ronca, concentrado en su tarea.
Slinger: Solo… Hazlo rápido. Susurró Slinger, respirando con dificultad.
Gonzalo siguió leyendo el libro, su mente trabajando a toda velocidad.
Gonzalo: Ahora necesito suturar la herida. Dijo, buscando una aguja y hilo quirúrgico en los estantes. Encontró lo necesario y se preparó para la siguiente parte del tratamiento.
Gonzalo: Voy a coser la herida. Explicó Gonzalo, tratando de mantener la calma. Tienes que mantenerte quieto.
Slinger cerró los ojos, preparándose para el dolor. Gonzalo comenzó a trabajar, pasando la aguja a través de la piel desgarrada con movimientos cuidadosos y precisos. Cada punto era una tortura para Slinger, pero él soportaba, apretando los dientes y concentrándose en no moverse. Gonzalo terminó de suturar la herida y cortó el hilo. Luego, según las instrucciones del libro, aplicó un ungüento antibiótico y vendó el brazo de Slinger con vendas limpias y firmes.
Gonzalo: Listo. Dijo el erizo, respirando aliviado. Ahora solo necesitas descansar y dejar que esto se cure.
Slinger: Gracias. Murmuró Slinger, su voz débil pero sincera. Esto se hubiera complicado más sin ti
Gonzalo sonrió débilmente.
Gonzalo: Somos un equipo. Siempre nos cuidaremos unos a otros.
Ayudó a Slinger a acostarse en la camilla, asegurándose de que estuviera cómodo. Luego, se dejó caer en una silla cercana, exhausto tanto física como emocionalmente. La base estaba en silencio, y la ausencia de Smithy, Claire y Whisper pesaba sobre ellos como una sombra oscura.
ESTÁS LEYENDO
¡¿Reencarne en... Mobius?!
FanficTras varios errores en su vida un chico se le da la oportunidad de poder volver a vivir lastimosamente no en su mundo original ¿Podrá aprovechar esta nueva oportunidad o caerá en los mismos errores? descúbrelo en un mundo donde un científico calvo c...