capitulo 3

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Astrid había perdido cualquier rastro de la misteriosa mujer, pero no se rindió, siguió caminando por el bosque por si por ahí la veía en algún lado.
Cuando llevaba un rato caminando hacia el centro del bosque cerca del río, logra escuchar un sollozo muy bajo, un sollozo que no era de un ser humano, era… era como el de un pequeño animal. Astrid no entiende que es lo que está escuchando pero decide acercarse lentamente a la dirección donde se escucha el ruido, tratando de pisar de la forma más cuidadosa el suelo y mirando que no haya ninguna rama o algo que pueda asustar al roedor o lo que sea que esté allí. Lentamente se posiciona detrás de un árbol para observar quién o qué es lo que está llorando, y cuando de una vez mira no puede creer lo que ve.
Es la cadete Evelyn sentada en un tronco y apoyándose por un árbol, se ve tan linda e inofensiva de esa manera, eso hace que Astrid se sienta mal y preocupada por la forma en que está la princesa y no sabe si acercarse o quedarse observando, pero para no asustar a la princesa eligió la segunda opción, observando un rato más ve que algunos animales se acercan a ella y entre ellos está el zorro de llamativo pelaje, ve como el se acerca y ella de la manera más delicada le acaricia la cabeza. Al parecer eran muy cercanos, ya que ella levanta la cabeza observando que el zorro le pide permiso para estar a su lado, recibiendo una respuesta positiva por parte de la princesa, Astrid siente como la atmósfera pasa de una vibra un tanto tensa a una vibra sedante y alegre, el ver a la princesa ya más tranquila sentada cerca del río con esa luz natural del día que se filtra entre los hermosos árboles con hojas anaranjadas que adornan su ramas, justo con el canto de los bellos pájaros, que pareciera que hacen su canto  más suave y delicado para deleitar los oídos de Evelyn es simplemente magnífico.
Para Astrid esto es simplemente increíble, ya que nunca en su vida había visto un momento  tan perfecto en su vida, pero lamentablemente todo esto tan mágico se derrumba cuando Astrid por estar distraída pisa una rama al intentar pararse mejor, haciendo que la princesa se diera cuenta de su presencia y se asustara,  huyendo en forma de conejo junto al zorro.

¿Qué rayos ha sido lo que acabo de ver?¿Y si realmente estoy en un sueño y aún no me despierto?
Estas eran preguntas que pasaban por la mente de Astrid luego de ver a la princesa transformarse en una hermosa liebre blanca y huir del lugar, definitivamente este bosque guarda muchos secretos mágicos. Luego de lo sucedido, Astrid aprovechando para pensar se dispuso a ir de regreso a su casa.

Astrid: ¿Por qué será que la princesa estaba llorando?¿Que tiene que ver todo esto con la hoja?¿Por qué yo? Dios, tengo tantas preguntas y muy pocas respuestas.
Astrid hablaba para sí misma mientras se acercaba al campo de su casa, donde a lo lejos podía ver a su padre cortando leña y a su madre fregando la ropa del día anterior en un tacho con agua, mientras los observaba pensaba en qué pasaría si esto la llevará a desaparecer, ¿Realmente habría una diferencia? Tratando de no darle importancia a esos pensamientos se dirigió hasta su casa para tratar de descansar pero cuando sus padres la vieron le ordenaron a que vaya a comprar algo en el pueblo que les hacía falta para terminar de poner en conserva las verduras, aunque estuviera un poco cansada y desanimada obedeció y sin chistar se dirigió hacia el pueblo en busca del producto.
Cuando llegó al pueblo agradeció a todos los santos por ver que el mercado no estaba tan lleno y que saldría pronto de ese lugar, luego de comprar alguna que otra verdura y lo que le pidieron sus padres, decidió que se daría el gusto con una hermosa y jugosa manzana acaramelada, que por suerte le alcanzaban los doblones de oro que había llevado.

Astrid: hola disculpe, me puede dar una manzana acaramelada por favor?

Vendedor: hola niña, claro que sí! ahora mismo te la doy, son 3 doblones de oro.

Astrid: tome (le entrega los 3 doblones de oro) muchas gracias señor.

Mientras iba caminando a la salida del pueblo a punto de disfrutar de la manzana con caramelo, alguien le tapa rápidamente de la boca y la esconde detrás de los mercado, por reflejo Astrid quiso zafarse del agarre pero al parecer no era una persona débil la que la estaba sujetando, en el momento que la apoya contra una de las paredes del puesto de amuletos, Astrid al fin ve quien es la persona con tanta fuerza que la agarra.
Cadete E: Dios, ya para de querer gritar y moverte, necesito que me escuches en serio.

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⏰ Última actualización: Jun 20 ⏰

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Astrid y la hoja de plataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora