Jared miraba por la ventana las gotas que caían cada vez más fuerte y golpeaban el vidrio, mojando todo a su paso. Luego, volteó hacia Natasha, que estaba a su lado con Gato en sus brazos, y escuchó su comentario:
—Sabes, el hecho de haber escrito parejas que bailan bajo la lluvia es bastante romántico. —La miró con una ceja levantada, incrédulo—. Pero en la vida real, tienes que estar loco para ir bajo toda esa lluvia sin nada, es como decir "ven a mi gripe". —Lo último lo dijo en tono sarcástico.
—Al fin coincidimos en algo, es estúpido mojarse bajo la lluvia, te podrías enfermar —se burló, cruzando los brazos—. No quiero mojarme, pero...
Ambos se miraron y suspiraron, sabiendo que la decisión ya estaba tomada.
Luego de unos minutos, los dos bajaron con pilotos y botas de lluvia, decididos a enfrentar su destino. Si iban a hacerlo, lo iban a hacer sin que una gota de lluvia tocara sus cuerpos. Ellos pensaron que eran unos genios, protegiéndose de la lluvia con tanto cuidado, pero la verdad es que se veían ridículos.
—Muy bien —dijo Jared, mientras deslizaba la puerta de vidrio para salir al jardín—, solo unos minutos y luego volvemos adentro.
—¿Deberíamos poner alguna música? Ya sabes, para crear ambiente —habló, saliendo detrás de Jared y cerrando la puerta para que Gato no escapara—. Aunque no creo que se escuche con toda esta lluvia.
Jared se encogió de hombros, pensativo mientras la lluvia golpeaba contra su piloto.
—¿Cantamos? ¿Bailamos? —sugirió, pero luego dudó—. No sé, tú eres la experta en esto.
Natasha lo miró con una sonrisa ladina.
—Nunca he bailado —le confesó—. He escrito escenas bajo la lluvia, pero hay mucho contacto y eso no haré contigo.
Él soltó un suspiro y miró hacia los árboles, sacudiendo la cabeza.
—Esto es una pérdida de tiempo —se quejó—. Podemos dar una vuelta y listo, tal vez se nos ocurra alguna idea.
Natasha asintió y lo siguió cuando comenzó a caminar, pero la lluvia golpeó contra su piloto y mojó su rostro descubierto.
—¿Dónde está lo romántico en esto? —dudo Jared, riendo por lo estúpido que era esto.
Natasha se unió a su risa.
—En mi imaginación era... no sé —sonrió—, un momento lindo, pero ahora me jode que la lluvia golpee mi rostro —Volvió a reír y él se paró frente a ella.
—¿Qué hacemos? Haz funcionar esa mente rara que tienes para crear escenas inexistentes.
La escritora rodó los ojos, pero no pudo evitar que las comisuras de sus labios se elevaran.
—Tal vez estamos muy rígidos y debemos movernos un poco —comentó Natasha, mientras comenzaba a caminar por todo el jardín, con Jared siguiéndola.
Parecían dos locos que no tenían nada mejor que hacer en sus vidas que caminar en círculos en su jardín bajo la lluvia como idiotas.
De repente, Jared se detuvo y exclamó:
—¡Tengo una idea! —Natasha lo miró con curiosidad—. ¿Has jugado alguna vez a las atrapadas? —inquirió con lástima.
Ya que cada vez que conocía a un escritor eran un poco... solitarios.
—Claro que sí, no era una marginada —respondió, con un tono sarcástico y una mirada molesta, mientras Jared alzaba las cejas divertido.
—Entonces, atrápame —la desafió, con una sonrisa provocativa. Jared comenzó a correr por todo el jardín, con Natasha mirándolo con una mezcla de disgusto.
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Guerra De Palabras /#1/
Humor¿Qué harías si has ignorado toda tu vida el amor y ahora debes enfrentarlo para ganar dinero? Natasha y Jared eran ajenos al amor en la vida real. Pero una cosa los obligó a enfrentarlo: ¡La musa que olía a dinero! Ella, una escritora de romance, qu...