Natasha se recostó en el respaldo del sofá, mirando a Jared con una intensidad que lo hizo sentir un poco incómodo. Él la notó y la miró de reojo, pero siguió escribiendo en su computadora, intentando ignorar su presencia.
Ella se percató que llevaba lentes y se acercó un poco más.
—¿Tienes problemas de vista? —le preguntó con una voz suave y curiosa.
Jared se encogió de hombros.
—No tienen aumento. Solo son para descansar la vista —le respondió sin mirarla, intentando mantener su concentración.
Ella hizo una mueca, al advertir que no la miraba. Aproximó sus manos para quitarle los lentes y ponérselos a ella. Jared la siguió con la mirada, entendiendo que tramaba algo.
—Tengo una idea —dijo ella con una sonrisa—. Y tú estás involucrado —se acomodó los lentes y lo miró con una expresión divertida.
Jared reaccionó al ver que ahora tenía puesto sus anteojos, y una sonrisa se formó en su rostro.
—Aún no sé si me gusta o no cuando dices eso —volvió la vista a su computadora, intentando parecer indiferente.
—Tranquilo, vaquero, esta vez no saldrás lastimado —rio, con una confianza que lo hizo sentir un poco nervioso.
Él soltó un suspiro y se rindió.
—¿Qué quieres hacer? —le preguntó, mirando aún la pantalla.
Natasha dudó un momento, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.
—Quiero que me invites a cenar, como lo harías con la chica que te gusta —declaró finalmente. Jared tardó un momento en procesar la información, y luego la miró, sorprendido. Ella agregó rápidamente—. Es una suposición.
Su nerviosismo creció, al sentir que la iba a rechazar, pero él solo rio, también nervioso.
—Claro —dijo, asintiendo con la cabeza.
—Te pedí matrimonio, ¿no crees que es justo? —le reprochó.
Jared volvió su vista al computador, intentando evitar su mirada.
—No sabía que las cosas que hacías había que devolverlas —reclamó irónicamente.
Ella se recostó en sus brazos, tapando su rostro levemente para verlo, y le preguntó con una voz suave.
—¿No quieres?
Jared la observó de nuevo en silencio, sintiendo cómo su resistencia se debilitaba ante su mirada. Y lo supo, que ella tenía razón y no le podía negar nada.
Así que soltó otro suspiro y recostó su cabeza en el sofá, rindiéndose a su voluntad.
—Entonces, ¿quieres cenar conmigo?
—¿Así invitas a alguien a salir? —murmuró en tono divertido, acercándose a él con una sonrisa.
Se puso de pie justo detrás de él, apoyando sus manos en el respaldo al lado de su cabeza, mirándolo con una expresión juguetona.
—Creo que te di la suficiente información para hacerlo un poco mejor — agregó, insinuando que su invitación había sido un poco deficiente.
Jared movió sus ojos y se encontró con los suyos, sintiendo un escalofrío al ver su mirada brillante y divertida. Puso una sonrisa pícara, intentando mantener el juego.
—Lo tomas o lo dejas.
Natasha sonrió más, y el suelo de Jared pareció moverse un poco, pero fue algo imperceptible para su mente.
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Guerra De Palabras /#1/
Humor¿Qué harías si has ignorado toda tu vida el amor y ahora debes enfrentarlo para ganar dinero? Natasha y Jared eran ajenos al amor en la vida real. Pero una cosa los obligó a enfrentarlo: ¡La musa que olía a dinero! Ella, una escritora de romance, qu...