Natasha golpeó el vidrio de nuevo, pero Jared no respondió. Se dio cuenta de que estaba sola en el techo del segundo piso, con Gato como única compañía. Pero de pronto, su único consuelo decidió abandonarla.
Gato corrió hasta el árbol, bajando con agilidad y sin mirar atrás, entró a la casa.
—¡Traidora! —gritó desde el techo, con una mezcla de enojo y desesperación—. ¡Luego no me pidas mimos ni premios! —Su voz salió con rencor, pero luego lo pensó mejor y dijo más calmada: —Era broma, Gato. Vuelve, te daré todo lo que quieras.
Miró alrededor y no había ninguna escalera o forma obvia de bajar. Una risa histérica brotó de su garganta.
Natasha se quedó mirando la ventana cerrada, sonriendo con una mezcla de enojo y admiración.
—Jared, eres un hombre muerto —dijo en voz alta, aunque sabía que él no podía escucharla—. Te metiste con la mujer equivocada, ya verás.
Con determinación, decidió que era hora de tomar medidas drásticas. Se acercó a la tubería de agua que bajaba desde el techo hasta el suelo y comenzó a descender, con cuidado de no resbalar.
Mientras bajaba, pensaba en su plan de venganza.
—Le voy a mostrar quién es la que manda aquí.
En un giro inesperado, su remera se enganchó en un clavo suelto y, al hacer fuerza, la tubería hizo un ruido extraño.
—¿Eh?
El universo pareció conspirar en su contra. La tubería se desprendió de la pared, dejando un rastro de óxido y agua sucia detrás de ella. Natasha se aferró con todas sus fuerzas.
—¡No! ¡No! ¡No! —protestó, intentando detener la tubería. Pero era como tratar de detener un tren en marcha.
Pero de pronto, se detuvo a la mitad de camino, dejándola colgada con sus piernas en el aire.
—¡Esto es ridículo! —Intentó encontrar un punto de apoyo, pero solo vio la caída de unos metros que se abría debajo de ella—. ¡El horóscopo decía que hoy era mi día! ¡Jared, tu estúpida energía masculina me arruinó el día!
Y las cosas, se podrían cada vez peor. Un mapache salió de la tubería con fastidio. Ya que alguien había decidido sacudir su sueño y derrumbar su casa.
Caminó por encima de la tubería, mirando a Natasha con curiosidad, y ella gritó al verlo.
—¡Jared, voy a acabar con toda tu descendencia si no vienes ahora mismo! —amenazó.
Jared escuchó un grito lejano, pero cuando se sacó los auriculares no oyó nada, así que volvió a cerrar los ojos, ajeno al caos que se había desatado afuera.
Natasha miró con miedo al mapache que se acercaba, su corazón latiendo con ansiedad.
—Hola, amiguito, lamento los disturbios. Eres un buen animal, ¿verdad? Sí que lo eres... —Intentó calmarlo con una voz suave, pero el mapache no parecía muy amigable.
De repente, se paró frente a ella y la observó, como si estuviera estudiando una criatura extraña.
Ella se quedó quieta, sin saber qué hacer, mientras el mapache se acercaba un poco más y empezaba a olfatearla con su nariz húmeda. Cerró los ojos, esperando lo peor, pero en lugar de un ataque, sintió algo tirar de su cabello con fuerza.
Al abrir los ojos, se sorprendió al ver que el mapache estaba lamiendo los restos de salsa que habían quedado en su cabello, como si estuviera disfrutando de un manjar.
Soltó un suspiro de alivio, pero eso hizo alterar al mapache, que gruñía rabioso. La tubería pareció sentir la tensión que se desprendió más de la pared, haciendo que su centro de gravedad se desequilibrara.
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Guerra De Palabras /#1/
Humor¿Qué harías si has ignorado toda tu vida el amor y ahora debes enfrentarlo para ganar dinero? Natasha y Jared eran ajenos al amor en la vida real. Pero una cosa los obligó a enfrentarlo: ¡La musa que olía a dinero! Ella, una escritora de romance, qu...