Natasha escudriñaba el parque en busca de su "presa" mientras Jared extendía la manta en el pasto.
La "cita en el parque" de hoy era una farsa. Sus managers habían concebido la idea de la lista con una intención muy diferente a lo que ellos hacen ahora: era para que ellos se divirtieran juntos, experimentaran la compañía del sexo opuesto y, quién sabe, tal vez incluso se enamoraran. Pero estaban muy equivocados.
—¿Cuánto tiempo durará esto? —preguntó Jared mientras se recostaba.
—Una o dos horas —respondió distraída y sonrió al ver a la pareja que se encontraba a unos metros de distancia—. Vamos a movernos —dijo, agachándose y tirando de la manta—. Levántate.
—¿Qué? No. Lo hubieses dicho antes de que la haya puesto, perdiste tu oportunidad.
Ella tiró con más fuerza, arrastrándolo por el pasto húmedo con todas sus fuerzas.
—Maldita sea, Jared, ¿cuánto pesas?
—No me voy a mover. Gracias.
Natasha soltó la manta, jadeando por el dolor en su espalda, y se dio cuenta de que solo había logrado moverlo unos centímetros. Se sentó a su lado con un suspiro y sacó unos binoculares de su bolso. Con una expresión seria, comenzó a buscar a la pareja qué había visto.
—Debes estar bromeando —exclamó Jared, mientras le tapaba los lentes—. No puedes hacer eso.
—No me dejaste otra opción —le quitó la mano de los lentes con molestia.
—Es ilegal y pareces una loca —susurró quitándole los binoculares—. No me voy a sentar con alguien que parece una loca.
—Dámelos —demandó, inclinándose hacia él—. Es mi inspiración.
—¿Mirando a otras personas como una loca? —se reclinó para alejarse de ella—. No lo harás conmigo aquí.
Natasha se lanzó sobre él, pero Jared la empujó y estiró su brazo para proteger los binoculares.
—¡Jared! —protestó cuando se lanzó sobre él de nuevo, él intentó empujarla y, sin querer, tocó algo suave que hizo que ambos se detuvieran en seco.
La mano de Jared descansaba en el pecho de Natasha, quien lo miraba con furia en sus ojos.
—Eres un... hombre —expresó con desdén, quitándole los binoculares y alejándose de él.
Jared estaba en shock por lo que acababa de hacer.
—Tú te abalanzaste primero —trató de refutar—. Lo siento, no fue mi intención, fue sin querer. Pero tú te tiraste encima de mí.
—Ahora es culpa de la mujer —soltó un suspiro sarcástico—. Cuida tus manos si no quieres perderlas.
—¿Me estás amenazando? —inquirió con molestia—. Te recuerdo quién es la descarada que entra al baño mientras me estoy bañando.
Natasha chasqueó la lengua, molesta.
—Yo no hice eso —contestó con una sonrisa coqueta, mirándolo con picardía—. Pero me decepcionó la vista, esperaba más de ti, Jared. Algo así —le mostró sus dedos índices juntos antes de separarlos lentamente, dejando una distancia de unos 20 cm entre ellos.
En realidad, Natasha no había visto nada, pero era su forma de vengarse por lo que había hecho momentos antes. Notó que cada vez que lo molestaba, él respondía con algo similar o peor, así que había decidido devolverle el favor.
Jared la miró con odio, ya que a menudo cruzaba los límites de su paciencia. Por eso, acercó su mano y tocó su hombro con un dedo, más bien la tela de la remera.
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Guerra De Palabras /#1/
Humor¿Qué harías si has ignorado toda tu vida el amor y ahora debes enfrentarlo para ganar dinero? Natasha y Jared eran ajenos al amor en la vida real. Pero una cosa los obligó a enfrentarlo: ¡La musa que olía a dinero! Ella, una escritora de romance, qu...