01 | Todo lo que ya he olvidado

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Don't Go Breakin' My Heart — Elton John

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Don't Go Breakin' My Heart — Elton John

Siete años más tarde. Abril del 2006. Portland, Oregón.

 Portland, Oregón

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Olía a almendras. No podía definir de dónde.

—Tapion.

¿Tapion? Ah, sí. Así era como se llamaba, por supuesto.

—Tapion, despierta.

Decidió hacerle caso a esa voz, todavía peleando contra la inconsciencia y fue extrañamente decepcionante perder el rastro del olor que tanto lo perseguía en sueños. Reemplazándose con otro aroma más dulce, uno como de vainilla...

Una cabellera caramelo lo hizo espabilar a regañadientes.

—Buenos días, Mei.

Ella le sonrió mientras decidía sentarse sobre la cama.

Meirin. Hwang Meirin, se repitió como hacía cada vez que su cerebro tardaba demasiado tiempo en reaccionar. Cabellos miel largos, alta, unos ojos oscuros y una piel de tono níveo que conocía al derecho y al revés: luego de tres años de relación, todavía había momentos en que olvidaba su presencia o el cómo se sentía al respecto. Pero eso no evitó que entendiera por qué amanecía en dicha cama, menos que recordara cómo había llegado ahí.

Después de todo, ya estaba resignado.

Parpadeó y se dió cuenta de lo arreglada que ella estaba.

—Se me hace tarde para ir al trabajo. Sólo quería despedirme.—asintió, aceptándole un besito en la mejilla—. Dejé tu desayuno en la encimera, también una aspirina por si la necesitas. Cierra cuando te vayas, nos vemos en la noche.

—Gracias. Ten un buen día.

A sus veintiséis años de edad, Tapion es lo que el mundo esperaría de un adulto funcional. Con una relación madura, sólida: un buen trabajo, buena relación con su familia, amigos y unos que otros pasatiempos comunes. Una rutina ordinaria en un mundo todavía más ordinario; tomarse una ducha temprano, bajarse los restos del alcohol. Vestirse, tomar sus cosas y luego abandonar aquel departamento que ni siquiera era suyo, para por fin montarse en el coche que tras mucho tiempo trabajando había logrado conseguir. Un cómodo Toyota Camry negro del año que había pasado la noche estacionado en la acera debido a otra de sus fatales borracheras.

Come back to meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora