15 | Sigue latiendo

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Escape (Piña Colada Song) — Rupert Homels

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Escape (Piña Colada Song) — Rupert Homels

104 días antes de. San Francisco, California.

El amor es paciente, bondadoso: no es envidioso ni tampoco jactancioso, no se envanece

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El amor es paciente, bondadoso: no es envidioso ni tampoco jactancioso, no se envanece. No hace nada impropio, no es egoísta ni se irrita, no es rencoroso. Nunca se alegra de la injusticia, de hecho se une a la alegría de la verdad. Todo sufre, todo cree, todo lo espera, todo soporta.

Aunque de eso último, pues Shin entendía bastante bien.

Conocer a Tapion había sido el más grande despunte, y a la vez declive de su existencia. Porque sí, cuando las personas te dicen que el amor adolescente marca, no es mentira: es una realidad del universo, una poderosa y aplastante.

Tapion despertó cosas. Lados suyos que no conocía del todo y que exploró sin temor, sabiendo que su ser mismo estaba en las manos correctas, situaciones en las que jamás pensó envolverse pero recibió con agrado. Fue valiente, amistoso, cariñoso. Fue un idiota que hasta sonreía como tal con sólo escuchar el nombre de aquel pelirrojo, que se perdía en su imaginación y recuerdos porque aunque era un lugar peligroso, lo ponía feliz.

Sí. El amor adolescente es como cualquier otro, pero suceder en la etapa más frágil de la vida le da una relevancia que pocas cosas obtienen jamás; ir descubriendo el poder de un sentimiento tan devastador como reconstructor, al mismo tiempo que batallas con lo que implica convertirte en un adulto lo más funcional posible para enfrentar a la sociedad.

Shin estaba seguro de que nunca viviría nada semejante a lo que su corazón sintió en esos años ingenuos. El corazón que parecía estar apagado desde hace una eternidad, pero ardía en brasas blancas cuando estaba con el recuerdo que esa etapa dejó para siempre.

Minki.

Tapion le había dado un hijo, eso no lo podía negar. Un hijo extremadamente parecido a él hasta en el color de cabello, aunque la gente señalaba lo contrario y quizá Minnie cambiaba de rasgos según las perspectivas. Tenía las pecas de Tapion, pero hacía los pucheros de Shin y abultaba las mejillas como él, cuando algo le disgustaba; en ese aspecto todo era muy ambiguo.

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