06 | Cosas que no encajan

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Dancing Queen — ABBA

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Dancing Queen — ABBA

144 días antes de. San Francisco, California.

Casi una semana después de recibir la invitación que cambió su vida por segunda vez, Tapion se dió el derecho de volver a escapar: su familia era una bola de traidores, probablemente ya había terminado con una relación de años, tenía vacaciones aún

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Casi una semana después de recibir la invitación que cambió su vida por segunda vez, Tapion se dió el derecho de volver a escapar: su familia era una bola de traidores, probablemente ya había terminado con una relación de años, tenía vacaciones aún. La mente hecha jirones, el alma y el corazón hechos añicos de formas que... no le apetecía demasiado estar en ningún lado, tal vez ni siquiera existir a esas alturas, pero deseaba seguir viendo personas.

Volver con aquellos quienes una vez consideró su lugar seguro.

No era difícil, en realidad, aunque sí algo muy tedioso estar en aviones si quería llegar en menos tiempo. Los vuelos no eran su medio de transporte favorito.

De todas formas, valía la pena. Cambiar el clima boscoso de su estado por los cálidos parajes en California. Un par de horas en la ciudad bastaban para sacarle pecas en ciertas partes del rostro, de los hombros si expusiera más, con el sol matutino de la costa haciendo estragos a su sensible piel; una sensación agradable que había extrañado demasiado, a pesar de haberse pasado años acostumbrado al frío y ahora ser mucho más sensible al calor.

Y después de ese día esperaba, por lo menos, vivir suficiente para seguir disfrutándola.

La última visita lo había sacudido por completo, pero dejado cosas buenas también: como por ejemplo, darle su número telefónico a Daishinkan, quien lo había llamado al menos un par de veces en los últimos días, en un estado de hiperactividad radioactiva que Tapion atribuyó a la melancolía.

Ponerse como niños chiquitos por volverse a ver era fascinante.

Entre ambos se pusieron al corriente con algunas cosas. Cosas como prepararle una trampa a cierta muchacha, para que nadie saliera herido, para que pudiera seguir reencontrándose con las personas que algún día formaron parte de su vida. Dai parecía seguir en contacto con muchos conocidos, así que resultaba beneficioso notarlo tan dispuesto a darle ayuda.

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