Capitulo 21

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Bradley había tenido una hermosa sensación cuando despertó. Se encontró limpio y vestido justo a Max que estaba profundamente dormido.

Contrario a la situación embarazosa con la que pensó despertaría, se sintió cómodo en su pijama de satín, Max solo había tomado un par de shorts y vestía su playera de ropa interior.

Aunque era alguien que valoraba su espacio personal, le encantaba romper el de Max. De deslizo en la cama hasta encontrar refugio en sus brazos, subiéndose pierna para terminar de encapsularlo. Amaba esa sensación de comodidad, de paz.

—Buenos días — escucho decir a Max algo dormido mientras lo apretaba más a su cuerpo.

— ¿Despertaste?—Pregunto buscándole la mirada, Max asintió como respuesta.

—Tus pestañas no dejaban de hacerme cosquillas — señalo pasando las puntas de sus dedos por ellas. Eran largas y hermosas, también tenia muchas, naturalmente al ser poseedor de esas cejas pobladas tan características. Bradley hizo un puchero, ofendido, como si fuera un problema.

—Mis pestañas son jodidamente increíbles, deberías sentirte agradecido— Max soltó un pfff, ante la reacción de Bradley .

—Pero me despertaronnn— molesto, solo por placer. Haciendo que Bradley lo quite de encima de un empujón, volteando al otro lado de la cama de brazos cruzados.

—Jodete... bebé— Max apretó los ojos al escuchar el insulto de Bradley, no había forma de que se haya alegrado tanto de oír un jodete.

—Maldita sea, eso sonó tan empalagoso— expreso Max acercándose para abrazar de espaldas a Bradley quien intento zafarse del agarre avergonzado pero fue derrotado de un montón de besos que Max planto en su mejilla.—No te enojes mi amor, amo tus pestañas.

—Yo no, las tuyas no son tan lindas como las mías—defendió su orgullo aunque no tanto, dejando camino libre a los besos de Max.

Hubiera querido poder estar así toda la mañana, pero el sonido del timbre lo interrumpió, se froto los ojos, estando listo para levantarse y Max hablo.

—Es mi papá, dijo que quería verte.

—¿Tú papá? — preguntó avergonzado comenzando a peinar su pelo, comprobando que no hubiera ninguna marca indecente que se asomara por su piel, afortunadamente la pijama cubría bastante bien todo.

—Lo siento, en verdad insisto mucho.

—No hay problema, enserio. Solo ponte una camiseta, yo abro—Indico señalando su closet ya que Max si llevaba algunas "marcas de guerra" a la vista.

Bradley bajo las escaleras rápidamente y se dirigió hasta la entrada principal, algo nervioso pero sin especial cuidado de preguntar. Hasta que abrió la puerta por completo. No había manera.

—¿Qué haces aquí? —Le cuestionó Bradley, sintiendo que el alma se le salía del cuerpo, viendo a su padre parado afuera de la casa Gamma.

—Perdí el dinero, no los contactos—Se bufo su padre, pasando a la casa sin obvia invitación. Bradley pudo notar que afuera lo esperaba una patrulla, lo cuál dentro de lo que cabe lo tranquilizó un poco.

—No, me refiero ¿Qué pretendes hacer?—le estaban temblando un poco las manos, y su respiración se volvió ansiosa, aunque trato de disimular un poco.

—¿No puedo ver a mi hijo?—Ese hombre era todo un enigma, una personalidad encantadora que podía pretender perfectamente, pero Bradley ya no se sentía feliz con esas sobras de afecto.

—Tu sabes que no deberías estar aquí —

—¿Sabes? Bradley, tu eres como yo— Su padre lo dijo y se obligo a mirarlo a los ojos, los mismos ojos azules, el mismo pelo castaño, dicho por muchos, un vivo retrato de el.

A TU MERCED // MAXLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora