t e v e o >> Neteyam 🌑 AVATAR

n u e v e

Pasaron tres semanas en las que los días se volvieron repetitivos. Me levantaba, me bañaba, desayunaba, ayudaba en lo que podía, comía, cenaba, me lavaba los dientes y me dormía. Era tan repetitivo que se volvía sumamente aburrido.

Quizá todo se volvió monótono desde que dejé de ver a Neteyam, quien me prometió que me volvería a ver lo antes posible. No tenía otra opción que esperar a que el Na'vi regresara por mí y me sacara de este "castillo embrujado", como solía llamarlo en mis pensamientos. Anhelaba que me llevara a pasear por el denso bosque, bajo un cielo estrellado, perdiéndonos en largas conversaciones.

A veces, soñaba con esos momentos, imaginando su presencia a mi lado, su voz calmante y sus ojos que parecían entenderme sin necesidad de palabras. Soñaba con la libertad que sentía al estar en su mundo, lejos de la base humana. Pero, al despertar, la realidad me golpeaba con su dureza. El día se deslizaba en una rutina inmutable, y la ausencia de Neteyam se hacía cada vez más palpable.

Mis pensamientos vagaban a menudo hacia él. Me preguntaba qué estaría haciendo, si pensaba en mí tanto como yo en él. Me esforzaba en mantenerme ocupada, ayudando en la base, pero no podía evitar sentir un vacío.

En medio de mi rutina, empezaba a cuestionarme si algún día lograría romper ese ciclo aburrido. La promesa de Neteyam era mi única chispa de esperanza, y aunque me decía a mi misma que debía ser paciente, la espera se hacía cada vez más difícil.

No todo estaba perdido para mí; mi padre, Henry, seguía conmigo y todos los días iba a verlo. Me daba consejos y nos hacíamos compañía mutuamente, lo que hacía mis días un poco más llevaderos.

-¡Lilet, piensa rápido!-Me gritó Miles, lanzándome desde lo lejos un bote de plástico duro que me golpeó en la cabeza.

-¡Miles, me dolió!

-No seas exagerada, hermanita.- Respondió, acercándose y siguiéndome hasta el quiosco.- ¿Qué haces?

-Limpiando.

-Ah...qué bueno, que te diviertas.

-¡Miles!-Gritó alguien desde lo lejos.- ¡En un rato nos vamos a la reserva! ¡no lo olvides!

-¡Sí!-Contesta.

-¿Qué? ¿Te vas a la reserva?

-Eh...sí...bueno...

-¿¡Por qué no me dijiste!?

Miles se encogió de hombros, evitando mi mirada.- Porque aunque me lo pidas, no vas a ir. Me pidieron que vaya para ayudar a las traducciones.

No sabía si mi hermano decía la verdad, pero no podía perder la oportunidad que estaba teniendo enfrente.-Miles...¿me haces un favorcito?

-Depende del favor.

-¿Puedes...mandarle un saludo de mi parte a...?

-Sí, sí, ya sé.- Respondió, interrumpiendo con un tono de fastidio.

-Gracias, te quiero.

-Aja, sí.

***

-Cuéntame cuando te quedaste dormido en la fiesta Na'vi.

Después de que Miles se preparó para irse, yo me quedé en la base. Después de su partida, el día se arrastró lentamente, cada minuto parecía una eternidad. Luego, fui a ver a mi padre después de que él despertó de su siesta, con la intención de platicar un rato. El siempre tenía anécdotas interesantes sobre sus experiencias con los Na'vi.

-Estábamos celebrando el nacimiento de Lo'ak y el licor que hacen los Na'vi es demasiado fuerte. Solo tomé cuatro tragos y ya estaba borracho. No recuerdo todo lo que pasó, solo sé que una bonita Na'vi me dió un beso.