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Las  flores envejecen a medida que sus propietarios florecen. Dos almas se sientan en un muelle con vista al mar. Helando sus cuerpos con el frío de los vasos. Los peces los acompañan, nadando juntos contra todo infortunio u obstáculo.

—Conozco la ansiedad, Gulf. Ha habido noches en las que me duele tanto el estómago que no puedo dormir. Las dudas sobre no hacer el ridículo frente a los universitarios me aterra como profesor de universidad.

—¿De verdad? Luces tan confiado que no lo parece.

—Es sólo una fachada. Todos aparentamos tener confianza porque de aparentar lo contrario, el mundo nos comería vivos. ¿No crees?

—No todos pueden, Mew. El mundo me devora todo el tiempo y si quedan sobras, las mastica lo más lento posible para no gastarlas. Y no sé cómo fingir. No sé cómo decir que no. Siento miedo desde que me levanto hasta llegar a la casa… Cómo me gustaría que todo fuera así de fácil para los blandos de corazón.

Mew se le queda viendo con una sonrisa divina. Todas las personas que conocía eran orgullosas, presumidas o violentas. Pero Gulf era la excepción. Era una buena persona. Una de corazón puro y mente sincera. Hermoso tanto por dentro como por fuera. —Te enseñaré a decirles que no.

—¿Qué? Pero eso no se aprende, Mew.

—Sí se aprende. La debilidad y la fuerza son cosas que adquieres por voluntad propia. Te enseñaré a defenderte. Te daré una clase completa.

—¿De verdad? Pero creí que sólo teníamos que acostarnos.

—Sí, sobre eso…  Debido a que eres virgen no usaremos objetos. Quiero darte el respeto que mereces.

—... ¿Entonces la primera noche es gratis?

—Sí.

—¿Y puedo elegir qué objetos no usar?

—Por supuesto. También puedes elegir los días en que quieras dominarme a mí. Pero todo eso se hace con un documento y aún no me has probado.

—Eres una persona, no un juguete sexual. No tienes que decir cosas como “probarte” o “probarme”. Es incómodo. — Gulf apacigua la intensidad de sus palabras con risas y acaricia el área de su corazón.

—Entendido. — Mew suaviza la mirada y sonríe.

—Iré al baño.

Gulf se retira al baño y se encierra allí. Mew observa el helado incompleto de Gulf y camina al baño con el vaso de Gulf. Justo ahí dice: —No tienes porqué esconderte. Sé que estás ahí.

Korn se asoma desde un arbusto mirando a todos lados y lo fija. —¡¿Cómo me descubriste?!

—No eres bueno jugando al escondite.

FLASHBACK (20 MINUTOS ANTES):

Mientras Mew conducía, notó las luces largas del auto de Korn. Y Korn, al notar las luces, las redujó.

(5 MINUTOS ANTES)

Korn cogió dos ramitas y cubrió sus pómulos para ocultarse detrás del árbol, viéndolos en el muelle. —Yo quiero helado… — Susurró y volvió a ocultarse cuando Mew miró el árbol.

«Mew, ¿pasa algo? »

«Nada. Es que creí escuchar a La Llorona.»

«Uy. No hablarás en serio.»

«Pero creo que tenía gripe porque se escuchaba como El Llorón. »

El dúo rió y Korn sonrió, feliz por su amigo.

Un Caballero Rudo» MewGulf 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora