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[POV. NAVIER]

El domingo había llegado, esperaba tener un descanso grato así que deambule por mi zona de la mansión.

"El patrón siempre visita a la mujer de su cuarto de al lado"

"Cenan juntos todas las noches en la habitación de ella"

"Ella parece estar mejor de su pierna"

"La señora estará de acuerdo"

Había voces susurrando por mi casa, era molesto escuchar a las sirvientas pero era mi único medio de información.

Esperaba que las flores que tanto me dedicaba a cuidar en mi jardín privado me permitieran ignorar el resto. Después de todo ese jardín fuí yo misma quien lo diseñó, la Galera era mi orgullo, especialmente para ser mi lugar secreto, donde nadie más que yo tenía permitido entrar. Pero ahora solo quería tirarme al suelo y sentir el embriagante olor junto la sensación de la hierba contra mi piel, eso es suficiente para relajarme.

Era un buen domingo, al fin un poco de paz.

🥀🥀🥀

El lunes llegó, odiaba los lunes.

Mi celular no dejaba de timbrar, un día terminaré arrojándolo hasta que se destruya.

Era Laura recordándome que no debía olvidar la reunión en la sala de conferencias dentro de una hora para seguir discutiendo de los preparativos de navidad.

Definitivamente tenía que volar a estás alturas, porque iría tarde.

Ya en la empresa, la reunión fue un éxito total. Ideas y más ideas que me encantaban, sin duda destacaremos y mi querido suegro podrá estar más tranquilo.

Llegar nuevamente a casa era un placer, me dirigí directamente a mi jardín junto a Laura y Artina les caería bien un té. Discutía con ellas sobre a quien recomendar para dirigir la ceremonia de la fiesta de empleados en diciembre.

—¿Es ella? —dijo una voz a lo lejos

Mire de dónde provenía. Una mujer en silla de ruedas intentaba levantarse a saludar. Era la primera vez que la veía cara a cara, era impresionante, aún más en persona, tal y como los rumores decían, era muy bella. Su belleza no era del tipo glamuroso y elegante como el de Nían, su imagen era suave y etérea. Sus grandes ojos negros de cierva despertaría el instinto protector de cualquier hombre, su cabello plateado claro casi blanco parcia darle un toque de pureza infinita, tan delicada como una margarita.

Las sirvientas que le acompañaban intentaban detenerla pero mi mirada en ellas las detuvo.

Sus brazos temblorosos luchando por sostenerse de las asas de la silla, la hacía ver lamentable, así que alguna queja de mi parte se vería como acoso por los celos. Degradante si lo pensaba.

¿Por qué estaba esa mujer aquí? Estaba molesta, aunque no era algo que externaría con libertad. Aún cuando este lugar estaba lejos del lado de la mansión que pertenecía a mi esposo, si ella fuera su amante no se atrevería venir acá o saludarme, ¿Qué mujer haría esa locura? La amante hablando con la esposa, era risible de imaginar.

Me di la vuelta, verla luchar por algo inútil como saludar era demasiado. Si Sovieshu no nos había presentado antes era porque no quería que nos conociéramos.

—¡Espera, tú, espera!

¿Tú? Ella me hablaba así a mí, fue la primera vez en muchos años que alguien me habló tan casual además de mi familia.

YOU BROKE ME FIRST Donde viven las historias. Descúbrelo ahora