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[POV. NAVIER]

Rashta parecía cansada mientras seguía sosteniéndose de la silla de ruedas. Lo mejor era marcharme. 

Mi estado de ánimo ya era malo, no quería seguir viéndola. 

—¡Espera, detente! —pidió tomando nuevamente mi brazo.

Laura ya no soportó controlar su temperamento, así que la sentó en su silla de ruedas alejándola de mí.  

—No actúes tan amigablemente con ella como si fueran amigas de toda la vida. 

—Solo quiero hablar con ella —la voz de la chica temblaba conmovedora 

—Pero ella no, ya no tiene porque seguir hablando con una mujer sucia. 

Las manos de Laura temblaban iracundas, después de todo, ella no sólo es mi asistente, es mi mano derecha, mis ojos, oídos, algunas veces hasta llega a ser mi lengua afilada y una hermana que no es de mi sangre pero sí en mi corazón. 

—¿Qué quieres decir con mujer sucia, Laura? 

La voz de Sovieshu apareció. Miraba a Laura de una manera tan feroz que me incómodo tanto como para tomarla y protegerla tras de mí.  

Yo solo lo miré en silencio, sin decir una palabra. De todas maneras cruzar palabras no era tan importante cuando el corrió primero hacía su invitada. 

“Dios mio, ¿te lastimó?” “¿Qué te hicieron?” “No llores”

Esas y más preguntas balbuceaban de su boca como si Laura o yo la hubiéramos amenazado de muerte.

Sovieshu suspiraba por los ojos lagrimosos de esa mujer, parecía un ratón asustado a mis ojos. 

No importa cuanto intentaba él, no podía calmarla. Incluso su tono era severo, pero él limpiaba sus lágrimas con el caro pañuelo que compré para él alguna vez. 

—Eres tan sensible —exclamó con un tono preocupado

Un rincón de mi corazón se rompió de nuevo. Eliza tenía razón, era natural el dolor que sentía de ver a mi esposo actuar amoroso con otra. 

—Vamonos —pedí

Ya no quería ver más así que me di la vuelta llevándome a Laura y Artina. 

No podía evitar que mi esposo tuviera una amante, pero podía evitar que mis ojos lo vieran. 

—Navier, deja a Laura atrás —ordenó Sovieshu.

No habíamos dado unos cuantos pasos. ¿Cuánto más tenía que soportar de ellos? 

—¿Por qué haría eso? 

—Solo déjala 

—No voy a dejarla, Laura es mi asistente. Si hay algo que quieras decirle puedes decirlo frente a mí.  

No podía hacer algo contra mi asistente o algo parecido en mi ausencia.

—Bien. Laura, estás despedida 

Mi asistente palideció ante tal anuncio, mientras que un estruendo llegó a mi mente. ¿Quién se cree que es? 

—Enloqueciste —espeté 

—Ella es tu asistente pero trabaja en mi compañía 

—Nuestra compañía —corregí. —El comportamiento de Laura no fue ejemplar pero es mi empleada, así que la regañaré 

—Trató mal a mi invitada. La llamó mujer sucia, ¿Crees que un regañó arreglara esto? 

Su tono frío me quemaba. 

—Despedir a mi mano derecha tampoco.

—Entonces no entrará a la casa durante 15 días, saquenla

Sovieshu le gritó a Artina apuntando a Laura para que la sacara. 

—¡Sovieshu! —advertí —Eso es ir demasiado lejos

—Maltrato a una invitada, mientras tú sólo mirabas. Probablemente es ir demasiado lejos. 

—Incluso pude pensar que ella era una intrusa, tú ni siquiera nos presentaste. 

La mirada en el rostro de Sovieshu sólo se volvió más oscura.

—No era el momento —se excusó.  —Artina sacala ¿Qué esperas? —ordenó 

—Ella me tomó del brazo, solo quería alejarme de ella —defendí.

—¿Acaso tu brazo es más importante que una mujer herida? —cuestionó burlón 

—Entonces haré que uno de tus guardias tiré de tu brazo, ya que no es más importante que otro hombre ocupado. 

El ceño fruncido de Sovishu me provocaba abofetearlo. 

—Tus palabras no tienen sentido. Es diferente. 

—¿Lo es? 

—Por supuesto, Rashta no es una sirvienta. 

“¿Es por que es tu amante?” Pensé 

—Entonces la próxima vez que tengas una invitada, procura presentarme con ella. De esa manera, mi gente no tendrá que estar alerta. 

—Artina, quiero lejos a esa mujer de mi casa. Sacala, no podrá entrar en un mes. 

No había despedido a Laura, pero la había vetado de nuestra casa, ni siquiera pude decir algo más porque ya había doblado el castigo, si abría la boca era capaz de enfurecerlo más. 

Podría demandarlo por lo que está haciendo con Laura, pero cuando eso sucediera el castigo pasaría y mi reputación seguirá dañada. Todos en la casa hablarían de esto. 

Vi a Rashta protegida a sus espaldas, veía a Sovieshu con tanta adoración que seguro pensaba en él como un héroe. 

—Aceptaré el castigo, CEO. 

—Laura 

Estaba tan enojada, todo lo que quería decir era que Sovieshu se pudriera, pero jerárquicamente él tenía más autoridad que yo. Incluso en nuestra casa, yo era la esposa, la señora, pero él era el señor, él hijo del dueño, el heredero. 

Odiaba perder contra él. 

Laura se fue rápidamente junto a Artina y yo solo pude quedarme roja de la vergüenza e irá. 

Hoy me había quedado claro. 

Fuí yo la que trabajó duro éste día y él ni siquiera me felicitaba o reconocía como antes.

Él y yo, no éramos una pareja apasionada que moriría el uno por el otro, pero éramos mejores amigos, pero ahora no parecía ni eso. 

—Tú también puedes irte Navier. 

Apreté mis dientes evitando lanzar maldiciones hacia su persona dándome la vuelta para dejarlos atrás.  

Ahora entiendo el consejo de mi madre, no debía de poner en contra mía a mi esposo por una amante. 

De lo contrario, las personas que me importaban sufrirían.  

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■■■NOTA ■■■

Sovieshu canon o Sovieshu fan fic, quiero darte un puñetazo.

El mundo no necesita malos esposos.

YOU BROKE ME FIRST Donde viven las historias. Descúbrelo ahora