Capítulo 2.

39 10 11
                                    

La noche había llegado, y John, abriendo la puerta de su pequeño apartamento, contempló la deplorable vista que tenía: su sillón-cama destartalado por el suelo, con las sábanas que no hacía hace días, los platos sin lavar desde hace otros días, su ropa tirada por doquier, y las sospechosas manchas en la pared, no queriendo pensar demasiado si era moho o polvo acumulado.

Sentía su alma derrotada, y con hartazgo, lanzó su mochila al suelo, en comparación con su guitarra, que la colocó suavemente sobre el sillón-cama. Tenía un punzante dolor de cabeza luego de la discusión de hace unas horas atrás, y sabía que mañana en la mañana su mandíbula estaría doliendo como el diablo por la tensión que tenía en el cuerpo. Solamente quería comer y dormir, rindiéndose a otro día de vida soltero, pobre y desilusionado de la vida. Tanto que había luchado por independizarse de su tía Mimi, de escapar de la portuaria y fría ciudad de Liverpool, y a los 27 años lo había logrado, ¿pero a qué costo?, vivía en Londres solo, en un departamento vecinal que pareciera que estuviera cayéndose a pedazos por fuera, apenas llegaba a final de mes para poder pagar el agua o la luz, su título universitario de artista visual valía exactamente lo mismo que una piedra y, su mayor sueño de tener una banda y tocar en los escenarios se estaba desvaneciendo a cada minuto de existencia.

Quería llorar de la pura frustración, pero se contuvo, porque ya no podría con lo patético que se veía en aquella situación. Como pudo, arrastró sus pies hacia el refrigerador del departamento, intentando ver si había algo apetecible para comer, y al abrirlo, la triste visual de un limón seco y negro, junto a un pote de mayonesa que estaba casi vacío, y una última lata de cerveza le saludaban de manera triste y apagada, ¿qué mierda podía hacer con eso de comida?, sus tripas hicieron acto de presencia, rugiendo brutalmente, y de la molestia, cerró el refrigerador con fuerza, llevándose sus manos a la cara, acuclillándose sobre el piso de ese penoso lugar, queriendo gritar a los 7 mares que estaba cansado, ¿qué podía hacer?, lo peor que se le venía ahora a la cabeza era volver a su natal Liverpool, a la casa de su tía para no morir de hambre, rendido a trabajar como un cajero de supermercado por el resto de su vida...

Sus fatídicos pensamientos se vieron interrumpidos por golpes fuertes en la puerta, sobresaltándolo y casi logrando que se cayera al perder el equilibrio, ¿quién podría ser ahora? si era un asesino a sueldo que venía a matarlo, era su momento, ya no había más que hacer.

—¡Lennon!, ¡Sé que estás ahí!—gritó un hombre adulto de voz rasposa por el cigarro, tosiendo en el entremedio— ¡Debes pagar el maldito dinero de la renta!, ¡Te vi entrar en el edificio!

John quería que la tierra se lo tragara: podía aceptar que le cortaran el agua, la luz, el gas cuando se demoraba en pagar esos gastos, pero cuando Billy, el administrador del edificio, aparecía en su puerta, era una cosa verdaderamente seria. ¿El cobro de la renta? le provocaba escalofríos. No sabía qué hacer, y entre contestar y no contestar, no sabía cuál era peor opción.

—¡John Lennon!, ¡No me quieras ver la cara de estúpido! —gritó el hombre por fuera, esperando una respuesta del lugareño. John, tragando saliva, se levantó y empezó a caminar en círculos, esperando que los golpes en la puerta pararan, tal vez Billy se aburriría de buscarlo en ese momento, pero no había fin por su parte —¡Abre la puta puerta!

Aquello último sobresaltó al castaño, y como pudo, dándose ánimos a sí mismo y esperando que no le doblaran el cuello, se aproximó a la puerta, y dando un profundo suspiro, le sacó la llave y la abrió, viendo al grandulón de Billy fuera, con unos periódicos bajo el hombro y una mirada penetrante, con sus grandes ojos azules que asustarían a cualquiera. John intentó sonreír, como si estuviera feliz de ver a Billy, pero solamente se formó una mueca en su rostro:—Hooola Billy, perdona la tardanza...

Temporary Secretary ; McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora