Capítulo 11.

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Era un nuevo día, una nueva jornada y una nueva rutina.

Luego de la gran "conversación" que habían tenido John y Paul, el azabache le había dicho que ahora John tendría un rol más activo a su lado, para que John pudiera dejar un poco la suite empresarial, tal y como se lo había pedido en un instante.

Además, McCartney quedó impresionado por el gran orden que tenía el castaño sobre sus documentos más importantes, y la organización que tenía sobre sus fechas más importantes.

Sabía que había mentido en la entrevista, pero pareciera ser que el castaño era alguien muy hábil, ¿no?

El día de hoy John lo había acompañado a algunas reuniones, que para la opinión personal del castaño, eran extremadamente aburridas.

Mientras McCartney y su socio discutían cifras y logística, John se encontró luchando por mantenerse despierto. Los números y términos técnicos le resultaban un tortura medieval, algo muy lejano a lo que le interesaba.

Como para distraerse, echaba un vistazo a la asistente de uno de los trabajadores que estaba sentada al lado, tomando notas de manera meticulosa. Era una mujer de cabellos azabaches y rasgos asiáticos, de aspecto serio, que apenas había levantado la mirada desde que la reunión comenzó.

John, aburrido, decidió intentar romper el hielo.

—¿Estas reuniones siempre son así de emocionantes? —comentó, con su habitual tono socarrón, esperando al menos una sonrisa en respuesta.

La asistente no levantó la vista. Simplemente continuó escribiendo en su libreta, con una velocidad de escritura increíble. John frunció el ceño, incómodo por la falta de interacción.

—¿Qué pasa, no está permitido hablar aquí? —insistió John, esperando arrancarle al menos una reacción.

La mujer apenas se inmutó. Sin despegar los ojos de su trabajo, respondió secamente:—Estoy trabajando.

John soltó un chasquido de lengua, claramente molesto por la frialdad con la que fue tratado. Cruzó los brazos, inclinándose hacia atrás en la silla mientras soltaba un suspiro de exasperación.

¿Cómo podía McCartney soportar este tipo de interacciones todos los días?.

Cuando por fin las reuniones terminaron, John estaba deseando salir de allí. Paul le indicó que se dirigiría al piso 19, donde había una terraza con un puesto de cafetería, para que lo acompañara.

John asintió, gustoso mientras se levantaba de aquella silla tan incómoda, y se despedía cordialmente de la asistente de rasgos asiáticos.

Había seguido a Paul hasta la terraza del piso 19, donde ambos habían decidido tomarse un respiro con un café. El contraste era casi surrealista; después de las tensiones de la reunión, la terraza ofrecía una vista espectacular de la ciudad y una atmósfera mucho más relajada.

Paul tomó asiento en una mesa junto a John, bebiendo tranquilamente su café. A pesar de ser el jefe de la empresa, McCartney se veía casi casual en ese ambiente, lo que sorprendió a algunos empleados que pasaban por allí. Algunos lo saludaron tímidamente, pero lo que realmente llamó la atención fue que saludaban a John, como si fuera una figura familiar y cercana para ellos. John esbozó una sonrisa ligera ante los gestos amables.

—Mira eso —comentó John, con tono de broma, mirando cómo varios empleados pasaban y lo saludaban—. Pareciera que me estoy ganando fans.

Paul soltó una risa suave, sorbiendo su café.

—Te estás haciendo más popular que yo entre los empleados. Tendré que vigilarte.

John arqueó una ceja, sonriendo con picardía.

Temporary Secretary ; McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora