Tacos

96 19 6
                                    

Lan WangJi había tenido una buena vida, quizás no muy larga considerando que tenía solo 15 años, pero ¿qué podía decir? rechazar la comida había estado en contra de sus principios desde que era niño, especialmente si se trataba de lo que su novio había ofrecido cocinar.

La primera vez que había escuchado de lo peligroso que era probar la comida de Shen Ying había sido por boca del mejor amigo de este, Jiang Cheng, fue un año antes que comenzaran a salir oficialmente, lo había escuchado quejarse acerca de lo picante e incomible que era el arroz que había preparado en clase de Economía Doméstica. Era imposible que un simple arroz blanco pudiera picar tanto que incluso los demonios del infierno sintieran envidia del calor que esté emanaba y el sufrimiento que causaría en cualquier pobre desgraciado que lo probara, pero así era, y nadie podía explicar cómo había logrado ese sabor con tan pocas especies picantes en el salón. La profesora a penas había logrado tomar un bocado antes de correr en busca de la leche y terminar en el hospital por algún tipo de lesión en el esófago.

Antes, había escuchado por boca de su hermano mayor, sobre la fama que tenían los hermanos Shen por su mala cocina, los dos mayores quemaban todo lo que tocaban, el hermano más pequeño no era capaz de preparar algo comestible al punto que había sido expulsado de Economía Doméstica por casi asesinar a dos profesores y, Shen Ying, simplemente utilizaba demasiadas especies y lo hacía incomestible. Había sido descrito una vez cómo "una oda a las úlceras gástricas y a la gastritis" por parte de Nie HuaiSang.

Inexplicablemente había una persona que podía comer este sabor tan intenso sin morir en el intento e incluso disfrutaro, y era el propio Shen Ying.

Si lo preguntabas a Shen Yuan, diría que simplemente no hay explicación, habían pasado de un hogar que comía comida extremadamente sosa todos los días, sin sal y sin condimentos, a tres hermanos que vivían solos y que comían lo que estuviera a la mano aunque fuera un ramen instantáneo vencido para los tres. El prometido del hermano mayor y su suegra habían sido un gran apoyo para ellos llevando dos o tres comidas al día para los hermanos, pero no había una explicación de porque a Shen Ying le gustaba tanto el picante. Shen Jiu recordaba las quejas de una vecina porque los habaneros desaparecía de su huerto cuando Shen Ying tenía 3 años y regresaba de la escuela, claro, su madre nunca dio importancia a esas quejas diciendo que quizás era un mapache y él lo había olvidado hasta mucho tiempo después.

Años después de la muerte de sus padres, A-Ying se atrevió a pedir salsa picante por primera vez una noche mientras cenaban, habían pedido para llevar porque Qi-ge estaba ocupado estudiando para sus exámenes finales y Jiu-ge hacía turno en el hospital, ninguno estaba acostumbrado al picante, su madre odiaba la comida condimentada y nunca había permitido que comieran nada de esto en casa, así que fue extraño que A-Ying pidiera algo de picante. Y ese fue el principio del fin.

Así que, cuando Shen Ying dijo que había sido invitado por Jiang Yanli a una clase de cocina mexicana... sabía que algo malo sucedería.

- Rezaré por tu alma ¿puedo vender tu cello? - se burló Hua Cheng que leía una revista recostado del sofá. Luo Binghe dirigió una mirada severa al menor - ¿qué? todos sabemos que morirá... o al menos quedará en coma en el hospital sin estómago y necesito dinero.

- Nadie va a morir. - declaró Luo Binghe.

Aunque... sabía que quizás Lan Zhan terminaría en el hospital con el estómago destrozado... o al menos pasaría algunas semanas sin poder salir del baño después de ese día. Lan Zhan soltó un largo suspiro mientras tomaba la mochila con sus cosas.

- Me voy.

- Te voy a extrañar Er-ge.

- ¡Hua Cheng! - regaño de nuevo Luo Binghe.

Cooking DiaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora