Arroz blanco y té negro

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Advertencia: alusión a depresión y suicidio.








Había veces en las que deseaba abandonarlo todo.

Después de cerrar su carrera, con una tesis pendiente e incapaz de encontrar un trabajo medianamente decente, Shang QingHua se sentía como una carga para todos. Hablaba al menos una vez al mes con sus padres, una conversación superficial que se había convertido en una costumbre "Sí, mamá, sigo vivo".

No era como si a esa mujer le importara en lo absoluto, quizás sería mejor si dejara de recibir esa molesta llamada una vez al mes, quizás ella se sentiría aliviada porque las llamadas se detuvieran.

Escribía malas novelas para internet y ganaba algo de dinero con eso. No mucho, pero lo suficiente para comer algo decente de vez en cuando. La retroalimentación de los usuarios que leían, los divertidos comentarios de personas quejándose por cualquier pequeño detalle o maldeciéndolo por alguna cosa que le hace a sus personajes era verdaderamente divertido, se divertía leyendo los comentarios de esas personas que leían sus novelas, esas personas que (de una u otra forma) estaban realmente interesados en lo que hacía... era tan vacío que personas desconocidas en internet se "preocuparan" más por él que las personas que conocía. Aunque... no era como si esas personas no fueran a olvidarse de él si dejaba de escribir de la nada, sería solo otra de esas malas novelas cuyo autor desaparece en el anonimato ¿qué habrá sido de su vida? A nadie le importa realmente.

¿Sus amigos? Sí, seguramente a Shen Yuan también le haría un favor al desaparecer. Después de todo cuando hablaban Shang solo solía hablar sobre sus novelas, algún nuevo juego o manga que ha comenzado, Shen Yuan tenía cosas más importantes de que preocuparse. Dejar de tener a ese molesto amigo que solo lo llama o manda largos mensajes para pasar conversando por horas de cosas que seguro a nadie más que a Shang le interesaban. Por mucho que fingiera interés, sabía que no era así.

Quizás la única razón por la que aún no lo había dejado todo atrás, la única razón por la que no se lanzaba desde la ventana de su apartamento en el séptimo piso, tomaba todas las pastillas de su botiquín o colgaba una cuerda de esa argolla que tentadoramente se encontraba a mitad de la sala u servía para colgar plantas... realmente no sabía que era lo que lo mantenía vivo.

Se sobresaltó al escuchar la puerta de su apartamento abrirse, estaba tan concentrado en la pantalla de su computador con el procesador de textos en blanco abierto con el cursor parpadeante al principio de la página que olvidó la hora. Miro por la ventana, estaba oscuro y llovía, miro al apuesto hombre de cabellos negros que había entrado a su apartamento y calentaba la comida que llevaba en el microondas, miro la chaqueta negra empapada por la lluvia colgada en la puerta.

- Dawang - saludó con una sonrisa - ¿ya es tan tarde? No era necesarios que vivieras hoy. Esta lloviendo demasiado.

- No has comido - no era una pregunta, ciertamente... quizás había olvidado comer o beber algo mientras trataba de trabajar.

- Uh... no tenía tanta hambre - mintió fingiendo una sonrisa.

- QingHua - Mo Bei soltó un suspiro, parecía cansado - vamos a comer.

- ¡S-sí! Pondré la mesa - se ofreció.

Tomando los únicos dos platos que tenía en su pequeño apartamento, antes solo contaba con los platos de plástico que compraba o los mismos recipientes donde venía la comida para calentar del supermercado. Fue Shen Yuan quien un día le regaló una pequeña vajilla para una persona, una taza, un plato grande y un tazón, en broma la taza tenía en el fondo la leyenda "has sido envenenado", cuando comenzó a salir con Mo Bei, él llevó su propia vajilla, eso y un par de sartenes, el hervidor de agua que había comprado después de unos meses de vivir solo y la olla arrocera que había sido el único regalo de sus padres, era lo único que tenía en su apartamento para cocinar. A veces se sentía avergonzado por no ser capaz de comprar algo más para su cocina y gastar todo en "cosas innecesarias" como algunos libros o cómics que le gustaban. Incluso los Shen tenían más que solo un par de sartenes y eso que ellos rara vez no quemaban la cocina cuando trataban de cocinar algo. A veces se sentía mal porque a sus 26 años no era capaz de sobrevivir por su propia cuenta como un adulto.

- QingHua - llamó Mo Bei mientras servía el arroz blanco en los tazones sobre la mesa - ¿sucede algo?

- No es nada Dawang - sonrío mientras se estiraba un poco y fingía un bostezo. - solo... quizás estoy un poco cansado. Voy a preparar té.

Se dirigió corriendo a la cocina, puso el agua en el hervidor y luego buscó las bolsas de té en sus cajones. Solo tenía té negro, Mo Bei dijo que no importaba. El aroma de la comida caliente era muy agradable, la compañía de alguien era agradable.

Realmente no sabía porque seguía vivo. Pero esos pequeños momentos de felicidad eran suficientes para querer pasar un día más... suficientes para despertar al día siguiente y esperar de nuevo la visita de su novio para comer juntos mientras miraban algo en TV y Mo Bei lo escuchaba hablar y hablar...

Eso era suficiente.

Pero quizás no lo sea siempre.






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Un capítulo corto que quería escribir.

Lamento que no sea algo más feliz, llevaba tiempo queriendo escribir algo de SQH y MBJ a la vez que escribir algo en este estilo. Quizás la próxima vez pueda escribir algo más alegre.

Gracias por leer.

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