Capítulo veintiuno.

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Dante no estaba seguro de si haber involucrado a Connor en esta situación había sido una buena idea

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Dante no estaba seguro de si haber involucrado a Connor en esta situación había sido una buena idea. Pero ese idiota había logrado meterle ideas en la cabeza. Ahora ambos debían enfrentar las consecuencias juntos.

Estaban sentados en una pequeña banca fuera del museo de Baltimore, esperando alguna señal de Vince. Revisando constantemente sus teléfonos y enviando mensajes que jamás fueron respondidos, los dos jóvenes aguardaban con la esperanza de que esa noche Vince les diera un auto.

—¿Crees que funcione? —preguntó Connor mientras jugaba un juego de carreras en su teléfono.

—No —respondió Dante mientras scrolleaba las publicaciones en una red social.

—¿No? —Connor se incorporó en el asiento y miró a Dante con el ceño fruncido.

Dante lo miró. —No.

Connor lo miró indignado.—¿Dante, estás bromeando? Entonces, ¿qué carajos hacemos aquí? —preguntó, algo molesto.

—Te mentí, te voy a secuestrar y a vender tus órganos —dijo Dante mientras se levantaba del banco.

Connor lo miró desconcertado.

—Es broma, tonto. Espérame aquí —Dante se rió de él cuando observó un auto familiar estacionarse a unos metros de ellos. Frunció el ceño.

—¿Qué? —preguntó Connor, mirando en la misma dirección que Dante.

De aquel Prius plateado bajaron Vince y Jordan.

—Ay, carajo —murmuró Connor, observando a los dos hombres bajar del auto—. ¿Ese es tu hermano y tu papá? —preguntó, mirando a Dante, quien recordó las palabras de Hannibal sobre Jordan.

—Sí, lo son —Dante metió sus manos en su chaqueta y miró a Connor—. Vamos, tendrás que quedarte algo lejos. Si mi papá te ve tan cerca, no va a acceder ni a hablar —dijo, mientras comenzaba a caminar hacia el interior del museo junto a Connor, solo para posteriormente separarse un poco.

Connor se tomaba muy en serio la tarea de distraerse. Lo hizo observando una pintura de Édouard Manet, mientras Dante se quedaba frente a las principales exposiciones del museo, esperando a sus dos familiares.

—¿Quién es él? —la voz rasposa de su padre lo hizo girar rápidamente.

—Hola, Dan —Jordan lo saludó. Dante solo asintió como respuesta y miró a su padre.

—Es un amigo —explicó Dante, mientras se giraba para observar la pintura frente a ellos.

—¿Qué hace aquí? —volvió a preguntar Vince.

—Solo me acompañó. No sabe nada —dijo Dante de mala gana.

—Dan —lo llamó Jordan—. Papá me contó sobre... la negociación.

CERVATILLO ━❝ Hannibal LecterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora