capítulo 11: lo que pudo ser

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"Bueno, sí, escupo sangre cuándo me despierto; el lavamanos manchado, ahogándome en materia cerebral y maquillaje. Sólo dos días desde que mi computador central se apagó y aún estoy jodida. La habitación se siente como un congelador de carne, cuelgo en ella como cortes frescos. Llamadas perdidas, teléfonos atendidos por personas en las que no confío." (Take me Back to Eden – Sleep Token)

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Poco a poco, recobré la consciencia. Pero estaba sola en la cama, y la luz se filtraba por mis cortinas. Fruncí el ceño, pasándome las manos por la cara y sentándome. Sentí una presión en mi vientre, dándome cuenta que necesitaba ir al baño.

Me senté en el WC, mis ojos a medio abrir cuando vi las cosas de Chris al lado de mi lavamanos. Espabilé.

Seguía en mi departamento.

Terminé mis cosas, me lavé las manos y cepillé mis dientes y salí a la sala. Lo encontré en el sofá, tomando café frío que hizo en mi máquina y trabajando en una canción. Levantó la mirada de su laptop.

—Buenos días—sonrió.

Sólo vestía una franelilla y pantalones shorts, sus pies descalzos sobre mi mesita de café.

—Buenos días—respondí.

—Dormiste más que bien, por lo que vi. Dormiste dos horas más que yo—se encogió de hombros—. Te hice desayuno, está en el microondas.

Asentí con la cabeza, tentada a caminar a la cocina y no hacerlo, pero una voz dentro de mí me decía que esta oportunidad de ser una pareja normal no se daría de nuevo. Así que fui hasta el sofá, y me agaché para besarlo en los labios. Me separé, mirándolo a los ojos mientras tragaba saliva al verlo mirándome la boca.

—Un beso de buenos días—afirmé.

Me fui sin más a la pequeña cocina al lado, buscando mi plato. Eran tostadas a la francesa, con un vaso de café fresco. Lo calenté todo, sentándome en el suelo frente a él y dándole el primer mordisco al pan. Sabía delicioso, dulce al paladar y contrastaba con el sabor levemente amargo del café.

—Chris, esto está riquísimo—me lamí los dedos, mirándolo. Estaba cruzado de brazos, viéndome comer con una sonrisa en la cara—. ¿Qué?

—Te vi poner una cara tierna cuando saboreaste el jarabe del pan—soltó una carcajada, muerto de risa—, te viste tan linda.

—Basta—fruncí el ceño, tragándome la comida—, sólo intento darte un cumplido. Cocinas bien—sacudió mi cabello levemente, antes de volver a lo suyo.

—Me alegra que te guste. Si quieres más puedo preparar otros, no es difícil de cocinar.

—Estoy bien, sólo estoy disfrutando del momento y de comer estas tres tostadas—seguí comiendo, pero vi algo en su mirada. Como si algo lo entristeciera.

—Sí, es lo mejor, que disfrutemos de hoy—me dio la razón.

Tragué pesadamente.

—Hace un segundo pensaba en cómo quería aprovechar esto por hoy, ser una pareja normal. Por un día, supongo.

Apretó los labios, mirando la pantalla de su computador. Suspiró.

—Pero, no quiero estar triste, es bueno que hagamos algo divertido. ¿Quieres pedir una compra del supermercado a domicilio y cocinar algo juntos?—le pregunté, intentando sonar más animada de lo que la situación realmente me ponía.

Y unas horas después, y luego de comprar mi boleto a Sydney para dentro de dos semanas, estábamos intentando cocinar pasta para almorzar junto a unos vasos de vino. Vasos, por que no tenía copas, pero lo que importaba era la intención, ¿no?

바래요 (hopeful) - bangchan (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora