La peor familia

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Temprano en la mañana como estaba previsto su visita a Sol Nascente

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Temprano en la mañana como estaba previsto su visita a Sol Nascente.

La camioneta en la que llegó el artista fue recibida por muchos niños los cuales fueron avisados antes de su llegada.

Un camión con una cantidad abrumadora de comida para cada uno de los hogares registrados en la zona.

Al ser un hombre rico, cotizado a gran escala, y con una familia rica tras su apellido, donar solo era perder una pequeña parte de lo que recaudará anualmente.

Al bajar de la camioneta lo hizo con Hécate, sus guardaespaldas, sus compañeros, y algunas cámaras curiosas que lo habían seguido.

—¡Axtrik! —miles de niños se abalanzaron a él, abrazándolo, mostrando sonrisas

Sus madres con sus hermanos en brazos solo sonreían.

Sus anfitriones, servían como traductores.

—Qué alegría tenerte aquí, ¿aprendiste a bailar?

—Vamos a jugar fútbol, como la última vez

—¿Nos trajiste juguetes?

Al ser el portugués un idioma enredado e incomprensible se le dificultó entender lo que decían hasta que su traductor le indicó.

—Preguntan si quieres jugar con ellos, si aprendiste a bailar, y si traes juguetes —explicó

Él asintió con la cabeza, uno de los camiones se estacionó en una zona segura.

—Lleva a todas las madres de la localidad a recoger su compra, yo me encargo de los niños con Hécate —expresó

Él anfitrión asintió con la cabeza, su otro ayudante se quedó con él.

—Bueno, es hora de jugar un poco —dijo a su asistente en inglés

Él tradujo y un grito enorme salió de los labios de los niños, Ilain también fue partícipe de esta travesía.

Ver la alegría de todos ellos llenó su corazón de compasión, ahora sabía que la fundación no era una broma o parte de ganar fama y dinero.

Axtrik se veía feliz al lado de tantos niños que entre la suciedad de sus manos al tocar su ropa de marca no sentían miedo, o intimidación de qué los regañara.

—¡Vamos a jugar, vamos a jugar, vamos a jugar! —repetían sin parar

Uno de ellos tenía un balón de fútbol desgastado, las costuras flotaban con el aire al mostrarlo.

—¿Un partido de Fútbol o miedo? —mencionó el joven delgado

—Me parece bien, hagámoslo —acepto

Él traductor hizo una señal, elevando su pulgar.

El grito de todos se escuchó en el aire, pronto la gran mayoría corrió entre las calles estrechas hasta una cancha de arena.

Mi jodido cantanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora