Yumi Hotaru estudiante de segundo año en la preparatoria Karazuno es solicitada por el maestro takeda para ayudar al equipo de voleibol en sus estudios y calificaciones.
Alumna destacada de la escuela y amante de la moda la cual combina muy bien con...
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— Mamá nos va a matar suki — comentaste apurada bajando las escaleras de la casa, pusiste con velocidad tu comida en tu bolsa y te encaminaste hacia la puerta.
— Cálmate Ruru, ya vamos tarde así que ni modo — miraste con reproche a tu hermano, pero razón si tenía, exhalaste más calmada y asentiste.
Abotonaste tu blusa blanca y te pusiste el chaleco negro de la preparatoria, tomaste tu bolsa y te pusiste tus zapatillas.
— Vamos, tengamos un buen inicio de mitad de semestre — dijo tu hermano ofreciendo su brazo, lo miraste alegre y aceptaste su brazo.
Caminaban rumbo a la preparatoria charlando cómodamente, te encantaba la manera en la que tu hermano se comportaba contigo, en comparación con otros a ti te trataba con mucho cuidado y amor.
— Mucha suerte Ruru — deseó despidiéndose de tu con un cariñoso beso en tu frente.
— Igualmente hermano — el rubio subió las escaleras hacia el tercer piso y tú te quedaste en el segundo, suspiraste calmada y emprendiste camino a tu aula.
— 2-5 — dijiste frente al salón, hiciste una mueca mientras tocabas la puerta.
Después de un pequeño regaño de tu maestro tomaste asiento en el único banco libre y sacaste tus cosas para apuntar, delineaste algunas palabras clave y tomaste nota de lo que no sabías, podría dificultarte si no lo estudiabas.
Suspiraste satisfecha al terminar las primeras tres horas de clase con una libreta totalmente ordenada, sacaste tu almuerzo cuando el profe dejo el aula y al abrirlo un bufido salió de ti.
— Ese katsuki — dijiste negando, te había robado tu bento, tomaste el suyo y saliste del salón acomodando tus calcetas, las cuales se habían estado resbalando de tus muslos.
Por otro lado, un rapado caminaba con su amigo hacia el tercer piso para saludar a sus senpais y a su querida shimizu la dueña de su corazón, mientras el pelado se imaginaba a la pelinegra y su belleza terminó chocando con alguien accidentalmente.
— Ah, lo lamento — dijiste inclinándote para agarrar el bento que se te había caído tras el choque, hiciste una mueca imaginándote el almuerzo de tu hermano ya esté revuelto.
— N... No, no te preocupes — al oír su tartamudeo elevaste tu mirada, encontrando a un rapado avergonzado y algo sonrojado.
Sonreíste a su persona tomando un mechón de tu pelo dejándolo detrás de tu oreja y parpadeando lentamente mirando su ojo derecho y después el izquierdo bajando por último a sus labios,
el rapado te vio hacer cada gesto viendo como había brillo a tu alrededor, parecías una princesa.
— C...¡CASATE CONMIGO POR FAVOR! — tus ojos se agrandaron al verlo inclinarse hacia ti en una reverencia, sonreíste con ternura tomando sus manos para que dejara de inclinarse.
