Tu boca cayó al piso al oír la historia de tu hermano, nunca pensaste que ese momento llegaría jamás, y ahora mismo estaba pasando.
— Tu... ¡Tienes novia! — gritaste dejándote caer sorprendida, pronto tu rostro cambio a uno serio.
— Tal vez ¿un amarre? — murmuraste para ti intentando encontrar razón lógica.
— Horatou — advirtió comenzando a enojarse, pero lo ignoraste.
— ¿Un endulzamiento entonces? — razonaste, pero volviste a negar, ni siquiera hay chamanes aquí.
— No seas exagerada, no sucedió de la noche a la mañana — giraste hacia el de manera tétrica.
— O sea, esto ya llevaba tiempo — sonreíste con los ojos cerrados mientras se creaba una vena en tu frente.
— Y no me lo contaste — giraste enojada tu cabeza, comenzando a caminar a la salida para ordenar tu mente.
— Iré a trotar — avisaste subiendo para cambiarte a un conjunto deportivo.
— Ruru hablemos — ignoraste al mayor bajando ya cambiada, te pusiste tus audífonos y te sentaste en la entrada de la puerta para ponerte los tenis.
— No estoy enojada, solo estoy algo decepcionada por no saber nada hasta ahora — confesaste atando tu cabello en un moño.
— Como si lo estuvieras escondiendo de mi —
— No tardo — avisaste y cerraste la puerta dejando al rubio deprimido.
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Tarareabas la canción de tus audífonos mientras respirabas coordinada para no tener molestias, tenías un paso constante yendo hacia quien sabe dónde, simplemente disfrutabas del Atardecer y sus colores.
Paraste un momento cuando tu celular comenzó a sonar, al leer el contacto tu sonrisa se agrando, no dudaste en aceptar la llamada.
— Abuelo, que lindo oírlo — saludaste mientras buscabas con la mirada un banco para tomar asiento.
— Mi querida nieta, ¿qué tal van tus clases? — tarareaste una afirmación contándole lo bien que te iba (como siempre) en los estudios.
— No me sorprende, si mis genes siempre han sido buenos, ¿tu mami? — reíste a lo que dijo tu abuelo.
— Mamá está trabajando, ahorita no estoy en la casa abu — oíste su risa gatuna a través del teléfono.
— Oh bueno, quería pedirle que ustedes dos vinieran al campamento de la preparatoria donde estoy, para que le hagan compañía a este viejo — sonreíste enternecida.
— Sabes que eso es de ley abuelo — mencionaste emocionada.
— Entonces hablaré con tu madre, los veo en el verano — hiciste una afirmación despidiéndote de tu abuelo.
Suspiraste emocionada, los campamentos del abuelo eran muy exhaustos y agitados, ya que a los dos los ponía a entrenar con su equipo hasta que ganen una resistencia monstruosa, la cual efectivamente estaban teniendo.
No tardaste en caminar hacia tu casa para contarle a tu hermano, una vez el mayor escuchó eso sintió un escalofrío en su espalda.
— El abuelo siempre nos lleva al límite — mencionó abrazando su cuerpo.
— Y más ahora que nos metimos al karazuno, aun no nos perdona — comentaste riendo, el mayor esperaba ver a sus nietos en su escuela, pero al enterarse de la que eligieron un sermón algo pasivo agresivo los recibió.
— Pero es divertido entrenar con el — confesaste sonriente.
— Lo dices porque tu resistencia en monstruosa — reíste asintiendo, mentira no era.
— Bueno, cuando algo te gusta ¿no prefieres explotarlo hasta que sea perfecto? — la mueca que hiciste asustó a tu hermano.
— Eres aterradora, genial, pero aterradora — sonreíste a su persona.
— Gracias —
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GORGEOUS | Haikyuu
FanfictionYumi Hotaru estudiante de segundo año en la preparatoria Karazuno es solicitada por el maestro takeda para ayudar al equipo de voleibol en sus estudios y calificaciones. Alumna destacada de la escuela y amante de la moda la cual combina muy bien con...