Joder

14 1 0
                                    

Es algo irónico pensar que el chico que me gustó hace dos años estuviera realizando cosas que hubiese querido en un pasado, siempre quise correr bajo la lluvia con él saliendo de la escuela, y hasta ese momento nunca lo pude realizar, y ahora no fue sino un momento más.

-Vamos, antes de que apriete- Dijo James entre risas.

Al cruzar la puerta millones de gotas nos salpicaron. Dios mio, en la mañana tardé media hora arreglándome el cabello para esto, no lo puedo creer. Mis manos trataban de tapar mi esfuerzo fruncido, pero ya era imposible no mojarme. James ni le importó mi sufrimiento, era risa y risa todo el camino, de vez en cuando nos deteníamos bajo los techos de algunos locales. Estábamos empapados, con las gotas resbalando por debajo de los jeans, los converse húmedos hasta no más poder, nuestros cabellos en tiras delgadas sobre nuestras frentes, las gotas cayendo por su hermoso perfil marcando cada escultural facción, mientras yo...Era un desastre. Lo notaba en cada ventana que pasaba, el reflejo era decepcionante ¿Cómo él podía verse tan bien bajo la lluvia y yo no?

Descansamos bajo una panadería ya más cerca de la calle de mi edificio, James agitado, y yo también, nuestros pechos subían y bajaban con cada trueno, me estaba divirtiendo aunque no quisiera, aunque no haya querido, sólo sucedió. La felicidad no duró mucho porque un gran charco nos bañó de golpe, un hijo de puta había pasado en su Mustang blanco con mucha velocidad. El carro dio rever y se detuvo en frente de nosotros. Por un momento pensé que nos iban a atracar, o secuestrar, el vidrio bajaba lentamente cuando una cara conocida se asomó.

Oh, no. El hijo de puta era el chico miel.

-¿Qué hay?- gritó detrás de la ventanilla que bajaba de a poco.

-Verga para ti- le saqué el dedo.

Liam quedó sorprendido, se me olvidó agregar que yo era una grosera y egoísta y que ese dedo no era lo único que podía sacar. Pero sí, era re grosera.

-Uy- apagó el motor de su nave y bajó del carro con un paraguas.

James y yo nos miramos, seguramente pensaba que Liam tramaba algo (como yo) pero no fue así.

-¿Quieren un aventón?- preguntó estirándome su mano.

James se negó, era cierto, no quería nada de parte de Liam, ni su mano, ni su ayuda. Yo por mi parte no estaba tan lejos, tan lejos como para llevarme en su carroza.

-Estoy prácticamente en mi puerta- respondí mirando las gotas detrás de él.

Pareciera que el mundo amara llevarme la contraría porque de la nada apretó como nunca. James me miró, y ambos coincidimos en que era la única forma, no dejaría dormir en mi casa a James, pero¿ dejarlos solos en el mismo carro no era peligroso? Estaba pensando de más, la verdad, no tenía velas en aquel entierro y sí los dos se mataban por algo que iniciaron en un pasado no tenía por qué salir salpicada de ahí. Decidí montarme en de carro de Liam, esperando a que James también lo hiciera.

Lo hizo. Se sentó a mi lado chorreando como gotera de casa vieja, aunque yo también estaba en la misma situación. Liam subió y se sentó en el asiento del piloto y arrancó.

-¿Dónde es que vives?- me preguntó mientras me miraba por el retrovisor.

-Después de pasar por la otra cuadra giras a la derecha, en los edificios blancos- respondí.

James estaba tenso, como si fuera un tipo de tortura todo lo que estaba pasando. En realidad, todo iba bien antes de que Liam llegara, TODO, hasta la conversación con el café. No sé si Liam era el creador de las desgracias, tal vez mías no, de James.

-¿Sigues viviendo dónde siempre?- le preguntó Liam a James.

-Sí- Estaba vuelto piedra, con los brazos cruzados y la pierna izquierda también.

Ya Liam me había traído hasta mi hogar, me bajé del lado izquierdo y cerré la puerta mientras corría hasta la de mi casa. Me despedí con el brazo y le agradecí a Liam con un grito. Subí hasta el tercer piso, y llamé a la puerta, mi hermano pequeño me recibió. Dejé los zapatos sobre la alfombra y me dirigí a mi cuarto en busca de la toalla. El espejo del baño me esperaba para decirme "hola fea:)" o "estás vuelta mierda" cual de las dos sonara peor para bajarme el autoestima. Me descambié y me metí a la ducha.

Al salir del baño revisé mi celular, unos cuantos mensajes de un número desconocido me asustaron.

-Debo contarte mi versión- En ese momento supe que era él.

Liam.

-Sí? ¿para qué?- Yo.

-Seguramente James ya te contó de su lado- Liam.

Esperen sí, algo no cuadraba ¿por qué de la nada James cooperaría y Liam lo secuestrara? Estaba en un hoyo, hundida en muchas dudas sobre un problema del que no tenía nada que ver ¿Cuál era la verdad? ¿Qué pasó con Charlie? ¿James si me fue sincero? Eran tantas cosas y sé que ninguno de ellos dos responderían totalmente a ello.

Tal vez moriría de la duda, Tal vez algún día encontraría alguna pista de lo que pasó en realidad, y tal vez algún día dejaría de ser tan curiosa. Me acosté en mi cama vestida con ropa interior viendo mi ventana que daba claridad hacía el gris cielo. Y sin querer, me dormí.


- - -

8:05 PM

Algo estaba mojándome, como si la criatura de mi sueño me jalara de los pies, tal vez la pierna, sus aletas estaban frías, llenas de un aceite trasparente que trataban de levantarme de mi pequeña nube, era tan cómoda, similar a la ciudad de los sueños de la que no quieres irte jamás. El dragón gemía con desesperación, quería llevarme consigo al otro lado de la ciudad, un desierto, pero ¿por qué? giré mi cabeza y no pude ver lo que se avecinaba. Un Tsunami. Creo que había desbloqueado un nuevo miedo, aunque siempre le temí al mar, no esperaba ver eso, estaba con tanta calma mientras los Ponys bailaban a los costados, poca importancia le presté a la ola que  comenzaba a levantarse. Todo puede parecer bueno, pero en el fondo no todo es como lo aparentan. Intenté levantarme para irme con ellos, pero no pude. Me desesperé, mis brazos estáticos estaban, y ni piernas tenía, una cola en vez de ellas las inmovilizaba. Quise gritarle por ayuda, pero no podía hablar, fue horrible, fue horrible, no pude chillar. El Tsunami ya estaba lo suficientemente cerca para arrasar. Una lágrima derramé como la que aquel dragón derramó. 

- - -

Desperté.

Mi cama estaba enchumbada, el agua se había metido por la ventana, que claramente no había cerrado, apretó y ni cuenta me di. Y yo también estaba empapada (otra vez), me levanté y el piso estaba bajo una laguna. "No puede ser" pensé. Salí del cuarto y a quién me encontré.

¿Qué carajos hacía aquí?

Until We Are TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora