Ryan se quedó dormido después de haber buscado a los niños gran parte de la noche, recién estaba despertando cuando escuchó la intro de Bob Esponja en la sala, los niños habían vuelto. Mientras los chicos acompañaban a Ryan al supermercado, el adulto tendría una charla seria con los tres hermanos.
—Okey, nueva regla: No hay salidas después de las nueve a no ser de que esté enterado de dónde están— el adulto empujaba el auto de compras mientras los chicos caminaban a su lado.
—¿Te preocupas por nosotros, Ryan?— preguntó Arthur sonriendo emocionado.
—No, sólo quiero saberlo. Es todo— Ryan se detuvo para tomar algo del refrigerador.
—Espera, si no te preocupas, ¿Para que quieres saberlo?— Luke lo miró interesado en el tema.
—No tengo por qué decirles, ¿okey?— Ryan recibió miradas de otros clientes al escucharlo alzar la voz.
Ryan se acercó a tomar algo de las verduras cuando alguien le lanzó una lata.
—¡Auch! ¡Luke— Ryan volteó a dónde estaban los chicos. Los tres chicos señalaron a un carro de adelante donde una niña lanzaba cosas del carrito de supermercado de su madre.
—Disculpa— la madre de la niña se acercó a recoger los productos que su hija había tirado, Ryan le ayudó recogiendo los que estaban más cerca de él.
—Niños, eh— Ryan sonrió dándole las cosas.
—Sí, te mantienen alerta. ¿Tú tienes?—
—Tres varones— respondió Ryan.
—Eh, pues hay mejores días que otros—
—Y algunas veces sólo quieres dejarlos en un baúl, llevar el baúl al parque y seguir huyendo — Ryan sonrió nervioso, la mujer lo miró raro y se fue rápidamente con su carrito de compras.
Al regresar a su carrito, vio a los chicos llenar el carrito de waffles congelados.
—¡Rápido! ¡Escóndete!— Luke exclamó, los tres hermanos se escondieron detrás del pasillo.
—Niños, ¿Y todo esto qué es?— preguntó el mayor.
—¡Ricos waffles!— exclamaron los tres felices.
—Oigan, no puedo pagar todos estos ricos waffles— Ryan devolvió algunos empaques al refrigerador.
—¿Qué?— reclamó Luke.
—Por si no se han dado cuenta, ya no tengo trabajo— la conversación fue interrumpida cuando en los altavoces del supermercado la canción de Ryan cantada por los niños comenzó a sonar —Mi canción—
—¡Hurra!— exclamó Luke mirando a sus hermanos, los tres sonreían al escuchar su trabajo terminado. El teléfono de Ryan comenzó a sonar, era Michelle —Hola—
ESTÁS LEYENDO
𝐓𝓱𝓮 𝐆𝔬𝔰𝔩𝔦𝔫𝔤'𝔰
Fiksi PenggemarI. Después de probar suerte con un desesperanzado compositor, tres chicos muy peculiares, Luke, Cameron y Arthur, deciden convencer a Ryan Gosling de que pueden cantar. II. ¡Luke, Cameron y Arthur han vuelto! Sin embargo, esta vez, los chicos deben...