Riley y Val, durante el primeros meses en la escuela.
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Era un lunes particularmente soleado, y la cafetería estaba llena de estudiantes disfrutando de su hora de almuerzo. Riley, con su bandeja en mano, se acercaba a la mesa donde Val ya estaba sentada con algunas de sus compañeras de las Fire-Hawks. Su corazón latía con fuerza, no tanto por la emoción de estar cerca de Val, sino por la preocupación de no hacer el ridículo.
—¡Hola, Minnesota! —saludó Val, levantando la mano y esbozando una sonrisa cálida que hizo que el corazón de Riley latiera aún más rápido.
—¡Ho... Hola! —respondió Riley, con una sonrisa nerviosa mientras se sentaba.
Sin embargo, en su torpeza, Riley no se dio cuenta de que la esquina de la bandeja estaba peligrosamente cerca del borde de la mesa. Apenas había empezado a sentarse cuando su pie golpeó accidentalmente la pata de la mesa, provocando que la bandeja se inclinara y su contenido —incluyendo un yogur de fresa y una ensalada— se derramara sobre su falda.
Las risas estallaron alrededor de la mesa, y Riley sintió que sus mejillas se volvían de un rojo intenso. Val, sin poder contener la risa, se levantó rápidamente para ayudarla.
—¡Oh, no! ¡Riley! —dijo Val entre risas, tratando de limpiar el desastre con una servilleta—. Eres un desastre andante, ¿sabías? —agregó en un tono amable y tranquilizador.
Riley intentó reírse de sí misma, aunque la vergüenza hacía que sus palabras salieran torpes. —Creo que... los lunes no son mi día.
Val le dio una palmadita en el hombro. —No te preocupes, a todos nos ha pasado algo así. ¡Vamos, te ayudo a limpiarte!
Val la acompañó al baño para limpiarse, y aunque Riley estaba avergonzada, la presencia y la risa de Val hicieron que la situación se sintiera menos humillante y más como una anécdota divertida para recordar.
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Un jueves por la mañana, Riley llegó a su casillero y encontró una nota pegada en la puerta que decía: "Cuidado con la plaga". Confundida, abrió el casillero solo para ser recibida por una lluvia de pelotas de ping pong de colores que cayeron y rebotaron por todo el pasillo.
Las carcajadas de los estudiantes llenaron el aire, y Riley se quedó allí, rodeada de pelotas de ping pong, tratando de no reírse demasiado de su propia mala suerte. Fue entonces cuando Val apareció, tratando de contener la risa.
—¡Vaya, alguien parece haber tenido un ataque de creatividad! —dijo Val, agachándose para recoger algunas de las pelotas.
—¡No puedo creer que hayan hecho esto! —respondió Riley, riendo mientras trataba de evitar que más pelotas escaparan. Seguramente unos de los chistosos de su salón le hizo esa broma.
—Al menos, trajeron un poco de color a tu día —dijo Val, levantando una pelota de color rosa brillante y entregándosela a Riley.
Mientras recogían las pelotas, Riley no pudo evitar notar lo cerca que estaban. Cada vez que sus manos se rozaban, sentía una pequeña descarga de electricidad que la hacía sonrojar. Val, ajena a los pensamientos internos de Riley, seguía riendo y haciendo bromas sobre la situación.
Al final, Riley se quedó mirando a Val, pensando en lo afortunada que se sentía de tenerla cerca, incluso en momentos tan ridículos como este.
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Un día, después de clases, Riley se dirigió a la biblioteca para trabajar en un proyecto de biología. Estaba concentrada en su libro de texto cuando Val se acercó, llevando una pila de libros sobre hockey y anatomía.
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Intensamente Enamorada (Riley x Valentina)
Fiksi Penggemar¿Qué pasa si cambiamos un poco las cosas? Riley deberá lidiar con sus nuevas emociones para ser aceptada en su nuevo equipo, especialmente porque espera ser aceptada por Val. Esa admiración que Riley siente por Val la llevará a hacer cualquier cosa...