27.

99 7 13
                                    

Taehyung permaneció paralizado sobre la cama, sin poder apartar su mirada angustiada de Jungkook. Ni siquiera podía imaginar todo lo que él había sufrido durante tantos años. Quería consolarlo, decirle que no se preocupara, que toda esa pesadilla había terminado y que, para él, no era ningún monstruo, sino el ser más hermoso que jamás había conocido.

No le importaba que fuera un vampiro, en el fondo siempre había sabido que él era distinto, diferente a cuantos conocía.
Y tampoco le tenía miedo, estaba seguro de que no iba a hacerle daño; ya había tenido suficientes oportunidades. Pero no fue capaz de abrir la boca, un nudo en su garganta trataba de ahogarlo, mientras un reguero de lágrimas ardientes resbalaban sin control por su rostro.

La rabia de Jungkook se transformó en tristeza. De repente comprendió que estaba tan asustado y angustiado como él.

Apretó los puños y sus ojos brillaron con determinación, esperando lo que estaba por venir: Taehyung iba a despreciarlo y huiría sin mirar atrás. Y él estaba dispuesto a aceptarlo.

—Taehyung —lo llamó y su voz sonó con fuerza en el silencio de la noche. Él levantó la vista, sobresaltado—. No puedes decirle absolutamente nada de esto a nadie. ¡A nadie! —repitió en tono amenazante.

Taehyung captó de inmediato las connotaciones que flotaban en aquel aviso.

—No lo haré —dijo mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano. Se mordió el labio para contener los sollozos y se abrazó el estómago.

—Bien, empezaré a prepararlo todo. Buscaré un lugar seguro para ti y tu abuela, y no te preocupes por el dinero. Les abriré una cuenta en la que ingresaré suficiente para que no necesites trabajar. Te avisaré en cuanto esté todo listo y puedas irte —explicó sin ninguna emoción, completamente vacío, y se encaminó a la puerta.

Taehyung se puso en pie con los ojos abiertos como platos.

—¿Irme? ¿De qué mierda estás hablando?

Jungkook se detuvo.

—No eres mi prisionero, puedes irte. Solo te pido que aceptes la protección que te ofrezco —dijo sin apartar los ojos de la puerta.

Taehyung parpadeó.

—¿De verdad crees que voy a salir corriendo? —preguntó, jadeando como si se ahogara.

Jungkook giró sobre sus talones con el cuerpo en tensión. No lograba entender la actitud de Taehyung, no comprendía qué hacía aún allí, hablando con él como si nada. ¿Qué esperaba para gritarle? ¿Qué esperaba para suplicarle que lo dejara en paz?

—¿Y por qué no? —masculló—. Ya has visto lo que soy. Ya sabes lo que puedo hacer, lo que podría hacerte. He deseado tu sangre y aún la deseo; incluso ha habido momentos en los que pensé en tomarte por la fuerza. ¿No tienes miedo?

Taehyung se estremeció, sabía que decía la verdad sobre esos deseos. Pero nunca se había sentido amenazado por él, al contrario, siempre había intentado mantenerse alejado suyo; y ahora sabía por qué.

—Sí, tengo mucho miedo, pero no de ti —susurró mientras se acercaba a él y le acariciaba el rostro—. Tengo miedo de que sigas intentando apartarme de tu lado y que al final lo consigas —admitió con un débil temblor en la voz.

Jungkook sacudió la cabeza, perplejo, y negándose a creerlo le dio la espalda.

—¿Qué ha cambiado? —insistió él—. Hace unas horas querías contarme la verdad para que pudiéramos estar juntos, y ahora… Yo no soy Jennie, Jungkook. Sigo aquí y no voy a irme, para mí no eres ese monstruo que Jennie veía. Jamás podré verte de esa forma.

BLOOD PACT¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora