06.

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Taehyung, más afectado de lo que pensaba, contempló cómo el Porsche negro desaparecía entre el tráfico. Había pasado toda la noche imaginando cómo se sentiría si volvía a encontrarse con Jungkook. Estuvo ensayando frente al espejo sonrisas y saludos con gesto indiferente, para intentar disimular la desazón que se apoderaba de sí con solo pensar en él. Al final, había logrado convencerse de que todos aquellos sentimientos eran pasajeros, quizá algo idealizados por la gratitud que le debía por haberlo socorrido en aquella carretera, y terminó por dormirse con la firme creencia de tenerlo todo bajo control. No era así.

Jimin le rodeó los hombros con el brazo, obligándola a caminar.

—Jungkook sigue aquí, ¿lo has visto? —preguntó Taehyung tras tomar aliento. Jimin asintió—. ¿Qué sabes de la gente que estaba con él? —volvió a preguntar con curiosidad.

—No mucho, los he visto un par de veces —respondió Jimin, y guardó silencio sin intención de seguir hablando.

—¡Vamos, tú siempre lo sabes todo de todos! —exclamó el doncel al cabo de unos segundos.

—¿Y desde cuándo te interesa a ti la vida de los demás? —replicó algo incómodo.

—¡Por favor! —rogó con tono compungido.

—Está bien. —Se rindió ante su expresión suplicante—.Ya conoces a Eunwoo —Taehyung asintió—. El que conducía el Hummer y el chico con el pelo lacio son sus hermanos, creo que también tienen una hermana pequeña, pero no estoy segura. Su padre es economista o algo así, y su madre piensa abrir una librería en el pueblo dentro de unos días. Vivían en San Francisco y se mudaron aquí buscando un ambiente más tranquilo, y para estar cerca de su familia.

—¿Familia? —repitió Tae.

—Sí, el chico más alto y la chica morena son sus primos, por lo que sé, sus padres son hermanos. Estos llevan aquí más tiempo, creo que vinieron en Navidad, pero no se les ve mucho. El chico es algo rarito y asusta un poco —dijo refiriéndose a Jiwon—, y de ella no tengo la menor idea —relató como si estuviera leyendo el artículo de un periódico.

—¿De dónde sacas toda esa información? —intervino Taehyung, impresionado.

—Si pasaras tanto tiempo como yo en la consulta de mi padre, tendrías un máster en cotilleo. Te enteras de todo lo que pasa en el pueblo, sobre todo los días que la señora Jones tiene revisión. Esa mujer debería pertenecer a la CIA.

Taehyung rió a carcajadas, conocía muy bien a la señora Jones. Una vez por semana se acercaba a la casa de huéspedes que Minsoo, la abuela de Taehyung, regentaba. Todos los viernes por la tarde se trasladaba hasta Whitewater para tomar el té, de paso hacía un interrogatorio bastante profundo y exhaustivo sobre los huéspedes: edad, profesión, hijos, divorcios, motivo de su estancia y cuánto tiempo pensaban quedarse.

—¿Crees que Jungkook está aquí por esa chica morena? —Tae volvió sobre el tema obsesivamente.

—Tú mismo lo dijiste, exótica y con piernas kilométricas —replicó. Guardó silencio unos instantes, intentando ignorar la expresión compungida de su amigo—. Déjalo ya, Taehyung, y no te mortifiques. Se te acabará pasando, siempre se acaba pasando —fue todo lo que consiguió decir antes de entrar en clase de Francés.

—Señorito Kim, señorito Park, llegan tarde —se quejó el profesor desde la pizarra.

—Lo sentimos, señor, Tae sufrió un pequeño…

—Estoy al corriente, joven Park —interrumpió el profesor—. Ocupen sus sitios, por favor. Bueno… ¿dónde estábamos?… Ah, sí, los grupos para el trabajo. Señor Min, nos quedaba usted por emparejar, vamos a ver… — Consultó una lista que tenía sobre la mesa—. Park, Kim, ustedes trabajarán con él.

BLOOD PACT¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora