El sol de la mañana apenas comenzaba a filtrarse a través de las cortinas de terciopelo marfil, iluminando suavemente el dormitorio de Charles. Acostado en su cama con sábanas de lino blanco, Charles observaba el techo, perdido en sus pensamientos.Apenas había vuelto y ya tenía un sin fin de cosas que hacer. Pronto entraron a la habitación un par de personas listas para acompañar al joven Charles en sus deberes.
La temporada de bailes marcaba el inicio de un frenesí social donde la elegancia rivalizaba con la intriga. Charles, se preparaba para su primer baile con meticulosidad.
Cuando la noche cayó sobre Londres y Charles estuvo listo, toda la familia salió para el baile, ofrecido por el Lord Verstappen y su esposo Sergio.
El salón de baile estaba iluminado por la suave luz de las velas, creando un ambiente de ensueño. La música resonaba en el aire mientras las parejas giraban elegantemente por el suelo de mármol. Charles observaba desde un rincón, como si estuviera fuera de lugar en medio de tanta opulencia y elegancia.
De repente, una voz lo sacó de sus pensamientos—¿Puedo tener el honor de esta danza, Joven Charles?—dijo un caballero con traje de frac y cabello oscuro. Charles se sorprendió al descubrir que era Lord Ocon, el heredero del vecino más cercano de los Verstappen.
Con una sonrisa nerviosa, Charles aceptó la oferta y se dejó llevar al centro de la pista. A pesar de sus nervios, pronto se encontró disfrutando de la música y del calor de la mano de Lord Ocon en la suya.
A medida que la noche avanzaba, Charles se encontró rodeado de una multitud de admiradores, todos deseosos de compartir una palabra o una danza con el nuevo debutante de la temporada. Aunque al principio se sentía abrumado por tanta atención, pronto descubrió que disfrutaba de la emoción y el glamour del baile de la regencia.
Mientras Charles bailaba con uno de sus pretendientes, su mirada se encontró con la de un caballero solitario que observaba la escena desde el otro lado de la habitación. Sus ojos lo miraban con una intensidad que lo hizo estremecerse.
Intrigado, Charles se separó de su compañero de baile y se acercó al caballero misterioso—¿Puedo ayudarlo en algo, señor?—preguntó con curiosidad.
El caballero la miró con una sonrisa enigmática—Me temo que he llegado un poco tarde y me he quedado sin pareja para esta danza—admitió—¿Estaría dispuesto a acompañarme?
Charles se sorprendió ante la audacia del caballero, pero algo en su mirada lo atrajo hacia él. Con una sonrisa nerviosa, asintió y aceptó la oferta.
A medida que bailaban juntos, Charles se dio cuenta de que había algo especial en este caballero misterioso. A diferencia de los otros pretendientes que habían buscado su atención esa noche, él parecía más interesado en conocerlo como persona que en impresionarlo con su riqueza o estatus social.
La velada siguió por un tiempo más. Tiempo en donde Charles y el hombre misterioso cuyo nombre es Carlos Sainz Vázquez de Castro.
—¿Cada que me dirija a ti tendré que decir todos esos apellidos?— cuestiono, Charles.
—No son todos mis apellidos, pero solo con Sainz o Carlos es suficiente, como tú lo prefieras.
Cuando llegó el momento de partir, ambos hombres se despidieron esperando encontrarse en otro baile, está vez Carlos sería más puntual.
...
A la mañana siguiente, Charles descansaba en la sala de estar de la gran casa Leclerc junto a sus hermanos y padres.
—Charles ¿Con quién bailabas anoche? Dudo que pertenezca a la sociedad, nunca lo había visto—Dijo el mayor, Lorenzo.
—¿Lord Ocon?
—No, alguien más. Tenia una piel bronceada—Hablo ahora el menor, Arthur.
—¿Lord Sainz?
Antes de que alguien más pudiera hablar, fueron interrumpidos—¿Sainz? Es un extranjero—Dijo el padre de los tres, Hervé—Hace tiempo conocí a su padre, vienen de España. Ciertamente no sabría porque volverían.
—Quiza su hijo busque a alguien con quién casarse—Dijo el menor de la familia.
—¿Con quien? España está muy lejos y no sabemos realmente cuales son sus motivos—Charles que apenas había dicho 4 palabras, hablo.
—Quiza se interesó en ti, cariño—Dijo su madre, Pascale.
—No se adelanten, fue solo un baile y como ya dijo Charles, no sabemos cuales son los motivos de su viaje. Quizá pronto los sabremos—Dijo Hervé, mientras se retiraba.
...
Como en cualquier temporada, los trajes nuevos son abundantes. Y la familia Leclerc, no era la excepción.
Al entrar en la tienda, un repique de campanillas anunció la llegada de Charles. Fue recibido por una joven con un peinado perfectamente elaborado y un vestido de muselina, quien le saludó con una cortés inclinación.
—Bienvenido, milord. Soy Annabelle, la ayudante de Madame Saint-Mleux Por favor, siga por aquí —dijo, guiándolo a través de un pasillo decorado con espejos dorados y sedas francesas hasta el salón principal.
El salón era un despliegue de opulencia: maniquíes ataviados con trajes de brocado, encajes y terciopelos; rollos de telas exóticas apiladas ordenadamente en estantes; y una larga mesa de trabajo cubierta con patrones, hilos y botones de nácar. En el centro, una mujer de porte aristocrático y mirada aguda se volvió hacia él. Era Madame Saint-Mleux, famosa no solo por su talento, sino también por su carácter intransigente.
—Milord Leclerc, es un placer tenerle aquí —dijo con un acento ligeramente francés, extendiendo una mano enguantada—Su madre me ha informado de sus necesidades. Espero que confíe en que le proporcionaré el mejor traje que Londres pueda ofrecer.
Charles inclinó la cabeza respetuosamente y tomó asiento en una butaca cercana. Madame Saint-Mleux, con la eficiencia de alguien que lleva años en su oficio, comenzó a tomar medidas, murmurando ocasionales observaciones a Annabelle, quien tomaba nota diligentemente.
—Para el baile de Lord Horner, necesitamos algo que destaque sin ser estridente. Algo clásico, pero con un toque de modernidad —dijo Madame Saint-Mleux, midiendo la longitud del brazo de Charles—La seda azul noche con bordados en plata será perfecto para usted, milord. Resaltará sus ojos y realzará su porte noble.
Mientras Madame Saint-Mleux trabajaba, Charles no podía evitar sentirse fascinado por la precisión de sus movimientos y la pasión evidente en su trabajo. La experiencia, lejos de ser una mera obligación social, comenzaba a transformarse en un momento revelador sobre el arte y la destreza que se ocultaban tras las apariencias de la alta moda londinense.
Cuando Madame Saint-Mleux terminó, se apartó un paso para admirar su obra conceptual.
—Perfecto. El traje estará listo en tres días. Espero que quede satisfecho, milord.
Charles se levantó y asintió con gratitud.
—Estoy seguro de ello, Madame. Agradezco su dedicación y su arte. Espero con ansias ver el resultado final.
Con una última reverencia, Charles salió de la boutique.
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Oficialmente comenzamos nuevo libro, ya tengo un par de ideas para seguir la historia pero dejaré que todo fluya.
Si tienen alguna duda o sugerencia no duden en decirmelo.LEC16SAI55 🫶🏻.
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El Corazón de un Noble || Charlos
FanfictionLa época de regencia especialmente conocida por el esplendor y la extravagancia de la alta sociedad. Dónde la aristocracia disfrutaba de un estilo de vida lujoso, lleno de fiestas, bailes y eventos sociales deslumbrantes. Dentro de la alta sociedad...