La gran casa del honorable viudo Lord Christian Horner se preparaba para uno de los mejores bailes de la temporada incluyendo la presencia casi asegurada del rey. Cada rincón desprendía opulencia, algo que la alta sociedad disfrutaba.
Horas más tarde, el salón de baile relucía con la luz de centenares de candelabros de cristal, cuyas llamas temblorosas proyectaban sombras danzantes en las paredes doradas. El sonido de la música llenaba el aire, mientras los invitados se movían grácilmente al compás de una elegante cuadrilla. Charles, con su más nuevo traje de seda azul celeste y un broche de diamantes, destacaba entre la multitud como una joya resplandeciente.
Lord Carlos Sainz, que hasta este punto había pasado de cierta forma lejos de las miradas de la sociedad, con su porte imponente y su chaqueta de terciopelo negro, atravesó el salón con pasos decididos. Desde el momento en que sus ojos se encontraron con los de Charles, ambos supieron que esta noche podría marcar un antes y un después. Sin decir una palabra, Carlos ofreció su mano, y Charles, con una leve inclinación de cabeza, aceptó la invitación.
A medida que se desplazaban hacia el centro del salón, una expectación palpable se apoderó de los presentes. Las conversaciones cesaron y todas las miradas se dirigieron hacia ellos, como si el resto del mundo hubiese desaparecido. La orquesta comenzó una nueva pieza y los dos protagonistas se encontraron en perfecta sincronía desde el primer compás.
Charles sentía el firme pero gentil agarre de Carlos en su cintura, guiándolo con una destreza que solo la práctica y la confianza podían otorgar. Sus pies se movían con una ligereza etérea, como si flotaran en lugar de bailar. Cada giro, cada paso era una muestra de elegancia y armonía, un diálogo silencioso entre dos almas que se comprendían sin necesidad de palabras.
Los colores de los trajes y vestidos de los otros bailarines se difuminaban en un caleidoscopio de movimiento, pero Charles y Carlos eran el epicentro de ese torbellino, un faro de serenidad y gracia. Sus ojos no se apartaban el uno del otro, y en ese intercambio de miradas se revelaba una conexión profunda y sincera, un entendimiento que trascendía las convenciones de la alta sociedad.
Al final del vals, el silencio fue sustituido por una ola de aplausos entusiastas. Charles, con el rostro ligeramente sonrojado y una sonrisa radiante, hizo una reverencia, mientras Carlos lo acompañaba con una inclinación de cabeza, sus ojos brillando con una intensidad que prometía un futuro lleno de posibilidades.
Sin darse cuenta, el rey estaba observando el baile de ambos. Reconociendo a Charles y de igual forma a Carlos, pero a este último por algo no muy favorable que se encargaría de esparcir por la sociedad.
Mientras tanto, Charles y Carlos salieron del salon del baile, está vez para conversar.
—No sabía que eras tan bueno bailando—dijo el mayor.
—Lo mismo digo, no tienes la apariencia de alguien que baila.
—¿No? Pensé que se notaba a kilómetros—dijo Carlos, con un tono claramente sarcástico.
—No, pareces más de los hombres que solo vienen por compromiso o a conversar con otros Lord's.
—Tenia mis motivos para estar aqui—dijo Carlos, mirando directo a sus ojos, provocando que las mejillas del menor se enciendan.
—Si se puede saber ¿Cuales son sus motivos?—Charles ya presentía su respuesta pero quería confirmar su presentimiento.
—Tu eres el motivo—Carlos contesto de forma casi inmediata—Incluso me atrevo a decir que hasta eres el motivo por el cual me atrevería casarme en este momento contigo—esto último fue expresado en su idioma natal.
Charles fingió sorpresa con su respuesta o al menos lo que entendio, pero tenía algo más que decir.
—Entonces no asistirá a ningún evento social en los próximos días.
—¿No piensa asistir?
—No podré asistir, es algo apresurado el motivo.
Carlos, con un poco de confusión, pero al mismo tiempo pensando en algo que le comenzó a repercutir en su mente.
—En ese caso, esperaré por ti—dijo el español, después guiando al menor para un nuevo baile que seguramente deslumbrará a la sociedad de nuevo.
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Si tienen alguna duda o sugerencia no duden en decirmelo.
LEC16SAI55 🫶🏻.
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El Corazón de un Noble || Charlos
Fiksi PenggemarLa época de regencia especialmente conocida por el esplendor y la extravagancia de la alta sociedad. Dónde la aristocracia disfrutaba de un estilo de vida lujoso, lleno de fiestas, bailes y eventos sociales deslumbrantes. Dentro de la alta sociedad...