16_Parte 2

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Poder interior, escape necesario.

(Camila)

La criatura rugió con furia mientras se abalanzaba sobre mí. Con la rapidez que me caracterizaba, tejí una red eléctrica a su alrededor, buscando atraparla en una prisión de energía. Al mismo tiempo, lancé esferas de energía eléctrica hacia los Madax.

Para mi desdicha, mis ataques no tuvieron el efecto deseado. Las esferas rebotaron en sus cuerpos sin causarles daño alguno, solo sirviendo para enfurecerlos aún más. Un Madax, con un movimiento rápido como un látigo, lanzó un rayo de energía hacia mí. Me agaché por instinto, esquivando el ataque por un escaso margen. El rayo impactó contra el suelo, dejando un cráter humeante como testimonio de su poder.

No me di por vencida. La adrenalina corría por mis venas, impulsándome a seguir luchando. Con un movimiento rápido, arrebaté el arco y la flecha del Madax que Barq había abatido minutos antes. Sin embargo, al tocar el arco, una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo. En un instante, las mismas ramificaciones rojas, que cubrían a Barq ahora se extendieron por mi piel como zarcillos de fuego. Un grito agudo escapó de mis labios mientras el dolor me invadía.

No era solo un dolor físico, sino también mental. Las ramificaciones rojas parecían hurgar en mi mente, reviviendo en cámara rápida mis traumas, mis miedos y mis mayores inseguridades. Cada recuerdo era como una daga que perforaba mi alma, creando un vacío abismal en mi pecho.

Las imágenes de mi pasado me asaltaron.

¡Buena para nada!

¡Engendro! ¡Monstruo!

¿Crees que eres atractiva? ¿Te has mirado en un espejo? Tienes el cuerpo de una niña, no sirves como mujer.

Eres un desperdicio de tiempo. Solo eres una chica para pasar el rato.

Cada recuerdo era una herida abierta que sangraba sin cesar. Sentí cómo mi mente se tambaleaba al borde del colapso, incapaz de soportar el tormento psicológico.

En medio de la agonía, unas palabras surgieron de mi interior:

¿Sabes por qué te admiro Camila? Porque tú nunca de dejas rebajar de nadie, siempre te muestras fuerte, no importa sea hombre o mujer, siempre pones en su lugar a los idiotas de manera inteligente y audaz. Yo soy más temperamental, es por eso en que siento que tú eres mi freno o mi lado racional, por eso... te quiero loca.

—Rayden. —susurre.

Las venas rojas de pronto se detuvieron, todo se detuvo y ahí lo recordé.

"Tienen que alimentarse de su dolor"

Cerré los ojos con fuerza, concentrándome en la energía que fluía por mi interior. La ira, la frustración y el miedo se mezclaron en una tormenta eléctrica dentro de mí.

Un rugido interno liberó la energía reprimida que durante tanto tiempo me había atormentado. Las ramificaciones rojas que me aprisionaban estallaron en mil pedazos, disipándose en el aire como el humo que se eleva tras una fogata. El dolor físico aún persistía, lacerando mi carne, pero el tormento mental había cesado.

Mis ojos, antes llenos de miedo y desesperación, ahora brillaban con una determinación férrea. Las experiencias vividas, marcadas por el maltrato, el desprecio y la violencia, habían forjado en mí un espíritu inquebrantable. Prometida a mí misma, había jurado que nadie, ni siquiera un hombre, volvería a poner su mano sobre mí.

Era hora de desatar el verdadero de un Cunex.

Mi mente, antes una cárcel llena de recuerdos dolorosos, se convirtió un arsenal de recuerdos. Escenarios dolorosos que había aprendido a ocultar, pero que ahora reconocía como mi mayor fortaleza, mi mayor lección, mi mayor... poder.

CUNEX - DEVORADORES DEL DOLOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora